Cómo está revirtiendo Laredo un éxodo de artistas

by Ryan Cantu July 26, 2023

Editor’s note: This article is also published in English on Glasstire. Find that here.

Nota del editor: Este artículo se publicó originalmente en inglés en Glasstire el 26 de junio del 2023.

Traducción de Yolanda Fauvet y Paulina H. Marroquín.

En una galería de paredes blancas, frente a una instalación formada por mallas de alambre, pedazos de fierro y otros objetos encontrados, posan cinco personas.

Maritza Bautista, Pedro Morales, Melissa Amici-Haynes, Gil Rocha y Cande Aguilar frente a la instalación “Esto Cala” de Rocha en la exposición “Soy de Tejas” en el Centro de Artes en San Antonio. Fotografía de Melissa Amici-Haynes.

Cuando Gil Rocha era un adolescente curioso de Laredo que crecía en los 90, su principal escape para ver arte era el International Bank of Commerce. Tiene recuerdos de un grabado de Salvador Dalí que colgaba en el banco; “[aquellos grabados eran] como oro visual gratis para mí”, dice Rocha.

Además de las ocasionales exposiciones de estudiantes en las universidades locales, no había ningún museo de arte en aquel tiempo. El Laredo Center for the Arts (Centro para las Artes de Laredo; LCA, por sus siglas en inglés) estaba en pañales y el edificio que había sido mercado y ayuntamiento a lo largo de su historia de 100 años acababa de pasar por una transformación. El arte performance no era diferente. Los artistas veteranos de Laredo recuerdan con cariño Espumas, el único café independiente en la ciudad a principios de los 2000, un rayo de esperanza para los creativos con su pequeña noche de micrófono abierto. Tal como pasó con muchos de los espacios de arte efímeros de la ciudad, el rápido crecimiento económico borró Espumas para abrir cancha a un nuevo paso elevado.

Hoy en día Rocha cura y también expone su propia obra en galerías en todo el estado y el país. Actualmente, está cocurando un proyecto itinerante colaborativo, The Border is a Weapon / La Frontera es un Arma, que se exhibió previamente en el LCA y se reinaugurará en la Syracuse University en Nueva York este otoño. En años pasados, un artista que hiciera las cosas que hace Rocha podría pasar su adultez entera lejos de Laredo y solo regresar para Acción de Gracias y Navidad. Pero la casa y el estudio de Rocha siguen estando a unas cuantas cuadras al norte del centro de Laredo. Y actualmente hay mucho más en ese centro que tiendas mayoristas de perfume y bodegas que anuncian “ropa usada”.

En marzo del 2020, Estados Unidos prohibió todo el tráfico fronterizo no esencial, lo que convirtió inmediatamente al centro de Laredo en un pueblo fantasma debido a la pérdida instantánea de los miles de compradores mexicanos que cruzaban el puente cada día. La escena de artes en ciernes del centro de Laredo parecía ser una de las primeras víctimas de este cierre. Pero en lugar de marchitarse, lo que surgió de la pandemia fue como un árbol de huisache hiperadaptativo que brotó de un desierto azotado por la sequía.

Un hombre y una mujer posan en una galería de paredes blancas frente a un muro cubierto por semicírculos en escala de grises. En primer plano y a la izquierda están una tinaja y una pala de madera y a la derecha una cúpula con un montículo en la cima en escala de grises y pezones impresos en su superficie.

La directora ejecutiva del Laredo Center for the Arts Rosie Santos con Eric Avery frente a una instalación de Avery que consta de una pared de pezones. Fotografía de Ryan Cantú.

 

Mientras el LCA permanecía en hibernación durante la pandemia, los miembros de su junta directiva como Melissa Amici-Haynes y Pedro Morales usaron el tiempo de inactividad para visitar exposiciones fuera de Texas. Al visitar galerías en ciudades como San Antonio y Dallas-Fort Worth, comenzaron a notar la presencia consistente de artistas nacidos en Laredo que estaban haciendo cosas geniales en todos lados menos en Laredo. César Martínez, pionero del arte chicano, ha expuesto de costa a costa y obras suyas estuvieron en la galería Ruiz-Healy Art y el McNay Art Museum en San Antonio. Los grabados de archivo de las vastas carreteras de Texas pertenecientes a Ethel Shipton fueron mostradas en el AT&T Center, el estadio de basquetbol de los Spurs que innumerables laredenses han visitado sin detenerse a pensar en el arte en las paredes. El arte de Ana Laura Hernández fue recientemente adquirido por la colección de la University of Texas en San Antonio. Los artistas de Laredo no solo están triunfando al otro lado del punto de control de la Patrulla Fronteriza, sino también al otro lado del Atlántico, donde el joven artista Mauro Martinez forma ahora parte de los artistas representados por la galería Unit London.

“Todos estos importantes artistas están produciendo obras increíbles fuera de Laredo, pero en realidad no había un espacio para ellos aquí”, dice Morales, quien había pasado varios años como arquitecto y pintor abstracto antes de unirse a la junta directiva del LCA.

Pero entonces, se les prendió el foco.

“Al ver a todos estos artistas de Laredo produciendo estas grandes obras fuera de Laredo, imaginamos un espacio en Laredo donde las piezas de cada uno de estos artistas tuvieran un espacio y pudiéramos ver cómo interactúan las unas con las otras”.

Melissa Amici-Haynes, quien ha sido miembro activo de la junta directiva del LCA desde el 2008, añadió que “nosotros los laredenses a menudo nos sentimos como una población invisible, pero estamos en todos lados”. Su declaración se manifiesta no solo en exposiciones como aquellas en la Ruiz-Healy Art, sino también la actual exposición Soy de Tejas en el Centro de Artes en San Antonio. Esta muestra contiene una pequeña parte de los barrios de Laredo cerca del territorio de Rocha, con su obra Esto Cala, una cerca improvisada que es como un mosaico de objetos encontrados en las calles: palés de madera, cartones, un letrero cómico que anuncia “Se vende aire”.

Retrato en tonos azules de un hombre con peinado para atrás, camisa a cuadros y lentes oscuros.

César Martínez, “Blue Bato con Sunglasses” [Bato azul con lentes oscuros], 2016, acrílico sobre muselina, 112 x 112 cm.

Cuando era un artista joven, Rocha se inspiró en pioneros como César Martínez, quien encarnaba a ese artista exitoso de Laredo que parecía estar en cualquier otro lado. Tras un breve paso por el ejército durante la guerra de Vietnam, Martínez regresó a San Antonio en 1971 con equipo fotográfico de vanguardia y comenzó a poner la fotografía al servicio del movimiento chicano. Desde entonces, se ha convertido en un artista chicano emblemático; pinturas abstractas estilo color field de su serie Serape fueron recientemente adquiridas por el Museum of Modern art en Nueva York.

“Pero en Laredo había toda una nueva generación que no sabía quién era César”, dice Morales. “La idea era establecer las conexiones entre estos artistas y reintroducirlos a la comunidad”.

“Teníamos varios artistas en la junta directiva que realmente estaban ayudándonos a cambiar el modo en el que estábamos haciendo las cosas”, dice Amici-Haynes. “Lo que queríamos hacer era establecer un precedente para los artistas y cómo sería respetada su obra. Parte de eso era comprar sus obras en lugar de pedirles que las donaran como lo habíamos hecho en el pasado”.

El Comité de Revisión de Exposiciones del LCA formó un proyecto de adquisición de arte que comenzó creando una “lista de deseos” de aproximadamente una docena de artistas exitosos de Laredo que podrían ser parte de este esfuerzo, después creó un catálogo para compilar algunas de sus obras claves que el LCA podría exhibir eventualmente e incluso comprar. La lista ha duplicado su tamaño desde entonces.

El comité presentó sus ideas a la junta directiva completa del LCA y la convenció de arrancar el proyecto comprando dos obras: Blue Bato con Sunglasses [Bato azul con lentes oscuros] de César Martínez y La Frontera de Ethel Shipton.

Una mujer y un hombre, ambos con anteojos, sonrisa y camisa negra, están sentados frente a una mesa y a sus espaldas está la imagen enmarcada de distintas señales de tránsito en verde, café y naranja.

Ethel Shipton y Gil Rocha frente a “La Frontera” de Shipton: 2021, grabado de archivo en papel Hahnemühle, 76 x 102 cm. Fotografía de Gil Rocha.

César Martínez fue una de las primeras exposiciones que formó parte de la nueva iniciativa de LCA. Quedó anonadado por la tremenda recepción que recibió a su regreso a Laredo, desde recibir una llave de la ciudad del Alcalde Pete Saenz hasta una bienvenida a alto volumen por el equipo de baile las Tigerettes y el mariachi de la Martin High School, su alma mater.

De acuerdo con Amici-Haynes, esta visita a la Martin High School brindó una inspiración inconmensurable a muchos de sus estudiantes que vienen de algunas de las partes más pobres de Laredo. “Hay esta concepción errada de que el arte es para la élite. Pero cuando comienzas a exhibir artistas que tienen nombres como tú y se ven como tú, te das cuenta de que el arte también es para ti”, dijo.

Martínez, que está ahora en sus setenta, concuerda que ha habido una falta de salidas creativas para artistas emergentes durante gran parte de su vida, lo que ha ocasionado que muchos se marchen en busca de espacios más enriquecedores. Pero hoy, Martínez coincide que “hay un grupo influyente de activistas culturales de mentalidad progresista operando en Laredo, y esa es la razón del aumento de actividad actual. Siempre se necesita alguien para que lo haga realidad”.

El proyecto de adquisición también reconectó al LCA con los miembros del pequeño enclave de artistas en la cercana San Ygnacio que ha sido encabezado por el artista y activista Michael Tracy desde los 1980. Poco después del proyecto de adquisición, los miembros del LCA conocieron a Eric Avery, un doctor retirado que recientemente había establecido su hogar y estudio en la ciudad.

La exposición de Avery, Eric Avery, M.D., Art as Medicine [Eric Avery, doctor en medicina; Arte como medicina], fue la más reciente y terminó hace poco en el LCA a principios de mayo. Entre las xilografías y las obras de arte de temática médica, la exposición tenía imágenes provocativas como una instalación de pared entera de gigantes pezones grises, un “glory hole” a través de un grabado renacentista de Adán y Eva, en el que puedes ver un grabado de la cara enojada de Donald Trump, y un papel tapiz grabado que ilustra cómo usar condones femeninos. El papel tapiz causó controversia en Houston en los 90 cuando el departamento de vicio de la policía lo arrancó tras la queja de un padre de familia.

Le pregunté a Avery si su exposición se había enfrentado a alguna resistencia por parte de la comunidad intensamente católica y culturalmente conservadora de Laredo. Al contrario, Avery me dijo que el LCA es casi como un espacio en blanco que está dando a estos artistas que acaban de regresar una licencia creativa completa para montar sus exposiciones. “No hay un curador diciéndote lo que puedes y no puedes hacer aquí”, dice cuando habla de cómo los miembros del LCA cooperaron completamente para ayudarlo a hacer realidad la visión que tenía para la exposición.

“Ayudó que era un doctor en medicina respetado”, añadió Rosie Santos, la Directora Ejecutiva del LCA.

La organización adquirió el grabado de Avery titulado Stash House [Casa de seguridad], que también cuelga en el Museum of Fine Arts de Boston y el British Museum. La pieza, un sombrío tributo a los migrantes desesperados que silenciosamente fluyen por el área, es la más reciente adición a la pequeña pero creciente colección permanente de obras del LCA que actualmente está instalada en el nivel de mezanine superior de la organización. Como recuerda Amici-Haynes que dijo César Martínez, “una colección es el primer depósito de un museo”. Esa es la meta de esta colección: un día construir un museo de artes contemporáneas por separado que se concentre en artistas importantes de Laredo y la región. Con todo el ruido alrededor del LCA, no solo con una oleada de artistas regionales visitantes sino también con el éxito de nuevos grupos sin fines de lucro como la residencia e incubadora para artistas Cultivarte, un Museo de Arte Contemporáneo de Laredo ya no es un sueño inalcanzable.

Dos mujeres observan un mapa en relieve de México dispuesto sobre una mesa en medio de una sala. Al fondo a la derecha se proyecta una imagen en un muro y frente a él se alza una figura robótica coronada por un pan enorme; a la izquierda cuelgan algunos cuadros.

Instalación “Naciones Unidas de Anahuac” de Angel Cabrales, 2019. Al fondo está la instalación multimedia Pan Droid en el Laredo Center for the Arts.

Laredo ha sido durante mucho tiempo un intercambio importante entre México y Estados Unidos. Quizá porque la ciudad siempre podría ver hacia el norte o hacia el sur para encontrar su cultura y prosperidad, fue fácil descuidar la cultura intermedia de la frontera que existía justo aquí. Pero Laredo fue forzada a mirarse en el espejo y aceptarse después de que el turismo hacia el sur se detuviera en el 2007 debido a un incremento en la violencia de los carteles en México y también cuando el turismo hacia el norte se detuvo con la pandemia. “En aquel entonces, simplemente no estábamos tan enfocados en nuestra cultura, porque nuestra cultura estaba en Nuevo Laredo. Pero claro, al cerrarse eso, Laredo tuvo que reinventarse”, dice Shipton.

“Pero sin importar donde acabes, Laredo siempre te alimenta”, agrega. “Sin duda me guía dentro de mi trabajo todo el tiempo”.

El éxito de la exposición de César Martínez y sus temas chicanos e indígenas también es un testimonio de la reciente introspección de Laredo. “El movimiento chicano estaba en todas partes”, dice Martínez. “Pero no recuerdo que haya sido significativamente aceptado en Laredo. Como una de las poblaciones más antiguas de Texas, Laredo desarrolló una especie de élite aristocrática que, mientras pasaba el tiempo, se volvió cuestión de tener o no tener. Como persona que no tenía, el único tipo de discriminación que he sentido en Laredo fue discriminación clasista”.

Pero Martínez notó un cambio durante su regreso a casa en el 2021, con una escena de artes diversa que era mucho más inclusiva y democrática que en años pasados. “Lo mismo ocurrió ya en El Paso y finalmente lo estoy viendo suceder en el valle del río Bravo, especialmente en Brownsville. Esto es en parte producto de los tiempos que vivimos; hay pocos lugares a los que no llega el internet. Desde mi muestra En Mi Casa, he visto ahí una oleada de exposiciones significativas y desafiantes de artistas locales y regionales que han expuesto a nivel nacional.

Como observó Martínez, el viraje artístico de Laredo está girando mucho más allá de este pequeño rincón del Sur de Texas y está atrayendo a artistas de ambos polos de la frontera de 1900 kilómetros con México. En una exposición reciente en el LCA se presentó al artista radicado en Brownsville Cande Aguilar y su barrioPOP, que incluía un extenso mural interior con tributos a la cultura tejana, como guiños a los vendedores callejeros de la región y la música de acordeón de los conjuntos musicales.

La exposición actual del LCA, Dis/U Topia: Futuros del Pasado y Presente, presenta a Angel Cabrales de El Paso. La muestra es una mezcla de dos de sus exposiciones, It Came from Beyond the Border [Vino de más allá de la frontera] y Uncolonized [Incolonizado]. Tanto Cabrales como Aguilar tienen obras en la exposición Soy de Tejas, junto con Rocha.

Cabrales sabía poco sobre su herencia indígena rarámuri al crecer. Como mucha gente del Suroeste puede reconocer por su propia experiencia, me contó que su familia suprimió su pasado por vergüenza, dejándolo descubrir su propia historia desde cero. Recientemente ha usado sus piezas de instalación para subrayar los tremendos logros culturales y tecnológicos de los grupos indígenas de Mesoamérica. Con sus reimaginaciones cienciaficcionales de figuras indígenas, su meta es desarmar a sus espectadores y sumergirlos en sus exposiciones antes de que pudiesen sentirse repelidos por los temas anticoloniales de su obra.

Cuando Cabrales llevó a nuestro grupo por su exposición el fin de semana que se inauguró, comenzó por señalar los grabados de los pósteres de película de la serie It Came from Beyond the Border [Vino de más allá de la frontera]. Los platillos voladores son reemplazados por panes dulces, conchas específicamente. Como lo explica Cabrales, este motivo refleja la forma contradictoria en la que los estadounidenses aceptan la cultura mexicana, como la comida y el tequila, a la vez que el país cierra sus puertas a las personas que los traen. Esas puertas cerradas están representadas por las rejas y mallas militares que sobrepone en objetos estadounidenses íntegros, como el parque de juego instalado en Soy de Tejas o su pieza en el LCA titulada Five Lights [Cinco luces], una bandera estadounidense orwelliana resguardada por dos rejas de metal diagonales. Cuatro focos en línea se encuentran sobre la bandera. Debajo hay una línea de cajas de objetos reales perdidos o abandonados por migrantes y después recuperados.

La segunda parte de su exposición, Uncolonized, es una visión utópica de cómo pudieron haberse visto las Américas sin la conquista europea. En lugar de usar el tropos agotado de que los extraterrestres deben ser la única explicación para las maravillas antiguas como las pirámides mayas, la exposición de Cabrales rinde homenaje al significativo avance tecnológico de los pueblos indígenas antes de que los españoles llegaran con figurillas como su ingeniero zapotéc-nico. Su escultura kitbash de una piñata reconstruida a partir del modelo de una nave espacial se ve como si pudiera ser la mascota robótica de un Darth Vader iluminado.

Mientras la muestra de Cabrales está a la vista, los artistas ya no tienen que caminar de puntillas alrededor de palabras tabú como chicano, como tuvieron que hacerlo durante los primeros años de César Martínez en Laredo. En cambio, una nueva generación está rindiendo tributo al pasado a la vez que construye puentes en nuevos espacios creativos que cruzan la frontera.  Los laredenses se están dando cuenta que construir puentes es más fácil de lo que parece en esta extraña ciudad fronteriza sin muro.

 

La exposición Dis/U Topia: Futuros del Pasado y Presente de Angel Cabrales se inauguró en el Laredo Center for the Arts el 2 de junio del 2023 y estará en exhibición hasta el 4 de agosto del 2023. El Comité de Revisión de Exposiciones del Laredo Center for the Arts está formado por Melissa Amici-Haynes, MaryAnn Garcia, Gil Rocha, Jessica Diez-Barroso, Julio Mendez, Eva Soliz, Pedro Morales y Amelia Ramirez.

1 comment

You may also like

1 comment

William Hanhausen July 30, 2023 - 15:26

Estimados Señores de Glasstire; esta no es la primera ocasión en que comento este punto: Pues veo varios anglicismos en este y otros artículos, los cuales me dan verguenza.
No demos pie a que se siga menospreciando a los Latinos en nuestro estado y país.
Por favor cuiden el Lenguaje de la Real Academia de La Lengua Española!!
Cada articulo que leo en español, viene cargado de anglicismos. Hagan referencia por ejemplo y entre otros a el Diccionario de Anglicismos del Español Estadounidense de Francisco-Moreno Fernandez. “Anglicismos” “Spanglish” y “Pochadas” enturbian la identidad del idioma y como resultado demuestran la ignorancia del idioma en la persona que lo ha redactado o traducido y en el genero es general. Pues la escritura tambien es un arte.
Somos una subcultura con abundante riqueza intelectual! No dejemos que se nos falte al respeto como se acostumbra, en este país, a todos nosotros los Latinos.

Reply

Leave a Comment

Funding generously provided by: