Editor’s note: This article is also published in English on Glasstire. Find that here.
Nota del editor: Este artículo se publicó originalmente en inglés en Glasstire el 19 de septiembre del 2023.
Traducción de Yolanda Fauvet y Paulina H. Marroquín.
A finales de agosto se cumplió el 50.º aniversario de Amarillo Ramp [La rampa de Amarillo], y a nadie le importó. Robert Smithson diseñó esta obra de tierra con una escala temporal prolongada en mente, así que, poniéndolo en perspectiva con los tiempos del universo, ¿qué son cincuenta años cuando se piensa en milenios? En particular, la celebración de un aniversario parece insignificante para el ethos de Smithson, especialmente cuando se entrecruza con su muerte prematura. Smithson murió el 20 de julio de 1973 a los 35 años en un accidente aéreo mientras circunvolaba el sitio de Amarillo Ramp, que se terminó póstumamente el mes siguiente gracias a los artistas Richard Serra, quien ayudo a construir Spiral Jetty [Muelle en espiral], y Tony Shafrazi, quien facilitó la visita a Amarillo, junto a Nancy Holt, su viuda.
Amarillo Ramp no es un monumento conmemorativo. Aunque la muerte de Smithson inevitablemente arroja un matiz sombrío sobre la obra, se sigue diferenciando de sus intenciones originales. Su influencia en el mundo del arte es tan inmensa como sus monumentales esculturas de roca y tierra, sin embargo, estos constructos físicos apenas raspan la superficie de su legado. Los montones de dibujos y las pilas de palabras que dejó tras de sí ejemplifican su potencial duradero. En el cuadragésimo año desde la creación de Amarillo Ramp, esta obra se convirtió en el eje conector de tres proyectos que encarnaron la verdadera capacidad artística de Smithson: Amarillo Entropy [Entropía de Amarillo] en la Power Station, la cinta The Schlieren Plot [La trama Schlieren] de Mario García Torres y Robert Smithson in Texas [Robert Smithson en Texas] en el Dallas Museum of Art. Este hito subraya la resonancia perdurable de la visión creativa de Smithson y nos recuerda que su impacto se extiende mucho más allá de los límites de las obras de arte físicas.
Amarillo Entropy estuvo en exhibición en septiembre del 2013 en la Power Station en Dallas. La muestra contenía obras contemporáneas de Amarillo y fue una colaboración entre Alden Pinnell, Gregory Ruppe, Matthew Williams y yo en la que Amarillo Ramp era el impulso para la exposición. El título de la muestra está basado en la entropía, un leitmotiv utilizado por Smithson y una medida de la aleatoriedad o desorden que existe en un sistema. Usemos una metáfora smithsoniana y pensemos en un arenero cuidadosamente dividido en mitades, una de arena blanca y otra de negra: un escenario de poca entropía. Después de correr en círculos dentro del arenero, las dos mitades de arena inevitablemente se mezclarán dando como resultado arena gris: el escenario se convirtió en un estado de mucha entropía que no puede revertirse. Smithson utilizó la entropía como un lente para explorar la irreversibilidad del tiempo, un tema profundamente arraigado en sus expresiones artísticas.
El mundo es un lugar azaroso, y la exposición de Amarillo Entropy desarrolló este hecho al hacer de Amarillo Ramp un punto de partida para discutir la inesperada historia del arte de la ciudad. Se destacaron proyectos de arte como Cadillac Ranch [Rancho Cadillac] de Ant Farm, el monumento de autos parcialmente enterrados que se ha convertido en un ícono nacional. Ant Farm también ha sido pionero del videoarte y la muestra incluyó los “comentarios hippies” que añadió a las noticias de una estación de televisión local. Este proyecto fue transmitido en vivo, al igual que Boomerang de Nancy Holt y Richard Serra filmado en la misma estación. En el video, Holt tiene puestos un gran par de auriculares que le devuelven su propia voz con un segundo de retraso mientras ella intenta responder. Su fraseo comienza a desintegrarse y sus palabras se convierten en una escultura abstracta de lenguaje.
La entropía de Amarillo también afecta a Ed Ruscha, quien incluyó dos fotografías de gasolineras de Amarillo en su fotoensayo de 1963 Twenty-six Gasoline Stations [Veintiséis gasolineras]. Una de ellas se convirtió en la fuente de una de las pinturas de Ruscha de ese mismo año, Standard Station, Amarillo, Texas [Estación estándar, Amarillo, Texas], una imagen que ha sido retrabajada en muchas de sus pinturas y grabados. Desafortunadamente no fue posible obtener una de estas variaciones para la muestra, pero sí incluimos una fotografía del edificio original (que ahora es un taller de transmisiones automotrices) junto a una de las pinturas de Ruscha de la colección privada de Pinnell.
John Chamberlain también pasó varios veranos en Amarillo trabajando en una serie de sus esculturas de autos aplastados para su muestra de 1975 en el Contemporary Arts Museum Houston. Muchas de estas obras ahora viven en Marfa. Quedaba un Chamberlain en Amarillo que queríamos y tratamos de incluir en Amarillo Entropy, pero después de muchos intentos decidimos que la escultura misma no estaba interesada, pues parecía expandirse cada vez que intentábamos colocarla en una sucesión de camiones cada vez más grandes. Terminamos incluyendo una “no-de-Chamberlain”, que provino de la colección de Matthew Williams de partes de chatarra de autos que Chamberlain dejó sin usar.
El éxito sorpresa de la muestra fue el Sign Project [Proyecto señales], realizado por el Dynamite Museum, un colectivo de artistas estrafalarios donde Matthew Williams y yo nos conocimos hace treinta años. A mediados de los noventa, una serie de letreros amarillos con forma de diamante (los que se usan como señales de tránsito y advertencias) comenzaron a aparecer en campos, lotes baldíos y patios de hogares en Amarillo. Sin embargo, no eran letreros normales y sus mensajes, que no eran cívicos, iban de simples frases a líneas de poesía y literatura. Otros letreros tenían imágenes con gráficos claros o retratos de nativoamericanos pintados a mano. Desde que terminó el proyecto, antes de que iniciara el siglo, ya se habían quitado muchos letreros. Trajimos dieciséis de estos “soldados caídos” al primer nivel de la Power Station y los colocamos sobre el piso como un guiño visual a Broken Kilometer [Kilómetro roto] de Walter De Maria.
El formato de letrero se repitió en Amarillo Entropy como una serie realizada por artistas de Dallas y Amarillo. A cada artista se le pidió crear una obra única usando el formato de letrero con forma de diamante y los resultados fueron tremendamente variados. Los “letreros” fueron subastados y una porción de las ganancias se destinó a financiar viajes para la restauración de Amarillo Ramp, inicialmente bajo la dirección de Nancy Holt. Esta acción define Amarillo Entropy. El arte realizado en espacios arbitrarios tiene tanto impacto como las obras que se hacen en centros artísticos. La muestra marcó un punto en el tiempo que nos permite estimar el crecimiento y la expansión del arte y nuestra relación con él. Todavía estoy en contacto con muchos de los artistas de la muestra, algunos de los cuales se han convertido en actores importantes de la escena de Dallas. Williams mantiene viva la llama en Amarillo dirigiendo Invisible Genie, uno de los únicos espacios contemporáneos en la ciudad. Alden Pinnell y Greg Ruppe han conservado la programación revolucionaria de la Power Station y el nuevo proyecto de Ruppe, Picnic Surf Shapes, se exhibió este verano en una galería de Nueva York.
Mario García Torres, artista conceptual radicado en la Ciudad de México, es conocido por reimaginar obras de arte preexistentes de otros artistas, una de las cuales es Amarillo Ramp. En el verano del 2013, García Torres vino a Amarillo para filmar The Schlieren Plot, su versión artística e inteligente de una película de carretera. La historia sigue a un jardinero que ve Mirror Strata [Strata de espejo], la escultura de espejos apilados de Smithson, a través de un ventanal en la Menil Collection en Houston. Después se embarca en un viaje a través de Texas. Su primera parada es Dallas y se aloja en un hotel con vista al Aeropuerto Dallas Fort Worth, donde intenta visualizar el proyecto de obra de tierra de Smithson que estaba destinado para el aeropuerto y no se realizó. El protagonista continúa hacia el norte y la cinta culmina cuando abandona su auto para caminar hacia Amarillo Ramp. La escena final es una toma aérea que se eleva desde la obra de tierra y fluye desde su sitio en las grietas desiertas del río Canadiano hacia la ciudad, como un video en cámara rápida del desarrollo urbano: junto a una solitaria vía ferrocarrilera y caminos de tierra crecen casas rodantes, más adelante delgados carriles de pavimento evolucionan a carreteras, vecindarios y edificios.
Cuando García Torres y su equipo llegaron a Amarillo, las tormentas eléctricas montaban espectáculos de luces en el horizonte lejano. Salimos hacia Amarillo Ramp, donde pasamos una cantidad desmesurada de tiempo filmando partes de la historia junto con cosas aleatorias como escarabajos peloteros que hacían rodar bolas de mierda. Después actué como explorador de locaciones buscando escenarios extraordinarios en el pueblo para grabar diferentes partes de la cinta, entre ellas una escena en la antigua gasolinera de Ruscha.
Dicen que si no te gusta el clima en Amarillo sólo tienes que esperar cinco minutos; lo contrario también es cierto. La temporada de monzones llegó a la ciudad al final del segundo día, y llovió a cantaros. Los caminos de tierra que llevan a Amarillo Ramp se convirtieron en lodazales intransitables. Todavía nos faltaba una toma en el sitio y debatimos sobre alquilar caballos para llegar ahí. Lo que había sido una secuencia de días con cielos perfectamente azules se convirtió en una mañana neblinosa fuera de temporada que arruinó la continuidad de la película. La escena era bastante surrealista, característica reforzada por un avión estacionado en mitad del camino que se materializó entre la bruma. No pudimos hacer la última toma porque el equipo tuvo que regresar al día siguiente a México.
Es irónico cuando un artista conocido por terminar proyectos inacabados no puede terminar un proyecto propio, pero García Torres es persistente. Y también es valiente. A pesar de mi mínima experiencia filmográfica, García Torres me envió por correo una cámara para conseguir la toma que faltaba de la parte trasera de Amarillo Ramp (el ángulo menos dramático para ver la obra) con la petición de intentar capturar un espejismo. No tenía idea de cómo lograr esa proeza, pero en la versión final de la cinta, había una distorsión visual resplandeciente en mi toma. García Torres añadió la estrella secreta del espectáculo en posproducción: esta falta de homogeneidad óptica conocida como efecto schlieren (que no siempre puede ser visto por el ojo humano) reveló que su película no se trata de este fenómeno científico, sino de lo que no se ve.
Como un schlieren, la forma terminada de Amarillo Ramp no fue vista por Smithson, pero su fantasma parecía estar presente a lo largo del rodaje de The Schlieren Plot. Ese avión en medio del camino se convirtió en un recordatorio de lo que le sucedió. García Torres utilizó un helicóptero para lograr esa toma área final, pero la secuencia parecía algo que Smithson hubiera hecho en sus propias películas. A lo largo de la cinta, una voz incorpórea también recita los escritos de Smithson y, aunque el texto está en español, la narración de viva voz es común en la caja de herramientas cinematográficas de Smithson. La inclusión de esos elementos transforma The Schlieren Plot en un homenaje al potencial infinito de las obras de arte incompletas, no sólo de Smithson, sino de todos los artistas.
En noviembre del 2013, el Dallas Museum of Art inauguró Robert Smithson in Texas, una exposición centrada en los proyectos inacabados del artista. Curada por Leigh Arnold, la muestra exploró los cinco proyectos de arte que Smithson había propuesto en Texas, presentando dibujos, esculturas y fotografías que ilustraban sus posibles formas y un video sobre la realización de Amarillo Ramp, la única obra de Smithson que se completó en el estado. En una entrevista en vivo para el podcast Modern Art Notes [Notas de arte moderno], Arnold habló con su colega curadora Phyllis Tuchman y las dos ahondaron en la profunda influencia de los extensos horizontes de Texas en el arte de Smithson. Estos espacios inmensos lo impulsaron a pasar de los confines de las galerías a la amplitud del campo abierto, y Robert Smithson in Texas valida esta perspectiva.
La posibilidad más ambiciosa de la muestra es la propuesta para el Aeropuerto Internacional Dallas Fort Worth, el mismo proyecto que el héroe de The Schlieren Plot intentó visualizar. En 1966 un arquitecto del estudio encargado de planificar el aeropuerto escuchó un discurso de Smithson sobre arte aéreo en Yale y le pidió que presentara una propuesta, la cual comenzó así: “Hoy en día, el arte ya no es un pensamiento arquitectónico secundario o un objeto que se añade a un edificio una vez terminado, sino más bien un compromiso total en el proceso de construcción del suelo hacia arriba y del cielo hacia abajo”. La propuesta después giró en torno a cuatro esculturas esotéricas a cargo de Smithson y sus contemporáneos. Aunque más tarde el estudio de arquitectura fue destituido del proyecto, Smithson tuvo aún más ideas para el aeropuerto, incluido un cautivador dibujo de montículos de tierra serpenteantes entrelazados con caminos de grava, interpretaciones casi proféticas de las terminales de aviones.
Los otros tres proyectos inacabados fueron planes para obras de tierra que anticiparon las intervenciones al aire libre de Smithson. Texas Overflow [Rebosadero de Texas], mi favorito de los tres, es un plan para bombear asfalto caliente dentro de una caldera de piedra caliza en el Northwood Institute, un colegio privado en Cedar Hills a las afueras de Dallas. Esta amalgama dibujada de limo y piedra señala su interés por trabajar en canteras y otros paisajes dañados, al mismo tiempo que demuestra su maestría como dibujante. Smithson continuó haciendo propuestas para proyectos de arte que reformaban cicatrices industriales en el ambiente y este concepto lo trajo de regreso a Texas en 1973. Estaba investigando proyectos de arte de recuperación en las minas de Colorado cuando decidió visitar a Larry Bell en su estudio de Taos, y fue ahí donde se enteró de un ranchero amigo del arte con una inmensa extensión de tierra a las afueras de Amarillo.
Amarillo Ramp fue concebida, planeada y trazada dentro de los diez días posteriores a la llegada de Smithson a la región de Texas conocida como Panhandle. Robert Smithson in Texas contenía algunos de sus preliminares para este proyecto, pero el video de su construcción fue completado por Nancy Holt. La película de Holt conserva la estética del equipo de construcción parecido a dinosaurios de su cinta Spiral Jetty, aunque con un poco de torpeza. Uno de los camiones cae de la protorrampa y queda atorado en el lecho lodoso del lago Tecovas, que ha sido drenado. Después de finalizarse Amarillo Ramp, el lago artificial se volvió a llenar, escenario que dio a esta rampa sus imágenes más icónicas. El agua desapareció permanentemente cuando la presa se rompió unos años más tarde. La escultura ahora flota en un mar de mezquites, cactus y zacates búfalo, que suben y bajan como mareas florales.
Estos ciclos de fluir y refluir, de crecimiento y decadencia, de vida y muerte rodean la obra de Smithson. Amarillo Ramp fue su obra final y el video de su realización es una de las últimas cosas que Holt finalizó antes de morir en el 2014. Conversé con ella en varias ocasiones cuando yo estaba coescribiendo un ensayo para el catálogo de Robert Smithson in Texas. Mi colega, Amy Von Lintel, construyó un artículo académico como Dios manda a partir de las divagaciones de mi monólogo interior sobre mis experiencias con esta obra de tierra. Holt nos brindó ediciones concisas que fueron vitales para ayudarnos a demostrar nuestra tesis de que Amarillo Ramp fue una verdadera obra de Smithson, a pesar de ser finalizada por otros artistas.
Puede que haya sido un poco dramático al comenzar este ensayo diciendo que a nadie le importa el 50.º aniversario de Amarillo Ramp. Sin embargo, como la única persona que actualmente guía los recorridos a la escultura y su sitio, puedo dar fe de la letanía de personas que invierten tiempo y recursos en venir a verla, a pesar de los desafíos logísticos inherentes. Cada persona que llevo al lugar no sólo queda impactada por la obra de tierra, sino por la experiencia completa. La escultura en sí aparece abruptamente tras un largo camino en auto a través de la maleza poblada de pozos de gas, ganado y el ocasional vaquero. Para quienes no son de Texas, es un viaje a las visiones estereotipadas del estado y las contradicciones que puede presentar. Amarillo Ramp es una marca de tiempo para estos visitantes; la entropía de la obra se vuelve propia porque sólo pueden avanzar a partir de la experiencia de su visita.
Cuando miro diez años atrás a los acontecimientos que rodearon Amarillo Ramp, el progreso que emana de la obra de Robert Smithson se vuelve claro como el agua. Amarillo Entropy documentó la expansión del arte más allá de un lugar arbitrario y es un marcador para el crecimiento de los artistas y el desarrollo del conocimiento alrededor de las obras en la muestra. The Schlieren Plot puede ser una obra menos conocida de Mario García Torres, pero al estudiarla podemos descifrar su proceso y reconocer el poder de hacer visible lo que no se puede ver. Robert Smithson in Texas exploró el poder de sus obras que no se completaron amplificando aquellas que sí. Este acercamiento abierto impulsa a Smithson y a todos los que ha influido hacia el futuro.
Groundswell: Women of Land Art [Marejada: Mujeres del arte de tierra], el más reciente esfuerzo curatorial de Leigh Arnold, estará en exhibición este otoño en el Nasher Sculpture Center en Dallas. Su carrera ha crecido desde Robert Smithson in Texas donde también formó una relación con Nancy Holt, quien está incluida en la exposición que viene. No quiero empañar esta muestra con la sombra de Smithson, sino ilustrar el progreso que encabeza. Aplaudo que Arnold traiga a estas importantes artistas la atención que merecían y que no habían obtenido. Los libros de historia han respaldado a Smithson como pionero del arte de tierra y los artistas pueden rechazar o aceptar sus ideas, pero no pueden negar su influencia. Animo a todos a asistir al simposio de Groundswell en el Nasher el 23 y 24 de septiembre para ver cómo un importante grupo de artistas de tierra han hecho avanzar el medio. Por desgracia, no podré estar ahí; irónicamente estaré pintando un mural sobre Amarillo Ramp.