Editor’s note: This article is also published in English on Glasstire. Find that here.
Nota del editor: Este artículo se publicó originalmente en inglés en Glasstire el 7 de agosto del 2023.
Traducción de Yolanda Fauvet y Paulina H. Marroquín.
Janice Bond conoció a Ming Smith hace diez años. En el 2020, cuando Bond se convirtió en directora adjunta del Contemporary Arts Museum Houston (CAMH), comenzó a hablar con Smith y el curador James Bartlett sobre una retrospectiva para museo que finalmente se ha realizado ahora, tras la partida de Bond del CAMH para abrir su propio espacio, Art is Bond. No contenta con “concebir” una retrospectiva (como lo describe el sitio web del museo), Bond organizó un desahogo sinérgico de la obra de Smith. Es así como actualmente hay en exhibición tres muestras de Ming Smith en Houston: una en “un crucero”, como llama Bond al CAMH (es verdad que los ángulos agudos del museo se parecen a una especie de transporte naval), y dos en “botes”: su galería y la Barbara Davis Gallery. Bond quiere crear “una masa crítica en torno a este momento histórico” de diferentes generaciones y niveles económicos, a pesar de que las muestras exponen obras similares o, en algunos casos, idénticas, aunque en diferentes tamaños.
Con “momento histórico” Bond se refiere a la exposición más grande de Smith en un museo a la fecha. Pero este momento lleva años preparándose y el contexto del ascenso de la fotógrafa al nivel museístico carga con cierto escrutinio. Comenzó a través de la atención prolongada que le dio otro artista. En el 2017, Arthur Jafa tuvo una muestra en el cenit de la visibilidad del mundo artístico, las Serpentine Galleries en Londres. Jafa decidió compartir el podio con la artista de collage noruega Frida Orupabo, el creador de YouTube Missylanyus y Ming Smith, a quien proclamó “la mejor fotógrafa afroamericana de todos los tiempos”. Desde entonces, Smith ha recibido mucha atención en el mundo de las galerías y los museos estadounidenses, culminando en el premio a la trayectoria que le otorgó recientemente el International Center for Photography (ICP). Alcanzar esta cima tomó tiempo y los prejuicios institucionales de raza y género no son los únicos culpables, aunque siempre están presentes. Más bien, es su curiosidad por los rincones dispares del mundo visible que una cámara puede capturar lo que la ha convertido en el objeto poco probable de la atención de los museos, lo que a menudo favorece cierta sensación de cierre en la trayectoria de un artista.
Smith comenzó a tomar fotos con la cámara de su madre cuando tenía cinco años. A principios de su carrera fotográfica, cuando se ganaba la vida como modelo, obtuvo reconocimiento gracias al libro de muestra Black Photographers Annual de la revista Ebony, que publicó su portafolio en el primer número en 1973 y continuó imprimiendo sus fotos en todas las ediciones posteriores. Ese mismo año, Smith tuvo una exposición individual en Cinandre, un salón de belleza que también funcionaba como club social y que se encontraba a unas cuadras de Central Park en Nueva York. En 1975 se convirtió en la primera y única mujer que formaba parte del colectivo de fotógrafos de Harlem, Kamoinge, junto a Anthony Barboza, Louis Draper, Alger Colwans y otros.
En una introducción a la primera edición del Annual, Toni Morrison vio el libro de fotografía cernirse “sobre la matriz de la vida negra”. Esa frase también puede describir la posición única de Ming Smith: podía ser formal, perseguir la textura urbana en un momento y la social al siguiente, sin detenerse nunca para encajonar su orientación intuitiva a través de las geografías y escenas de la vida negra en un restrictivo mensaje dentro de una botella. La exposición del CAMH transmite perfectamente esta falta de lógica forzada mezclando imágenes icónicas de diferentes eras y series con un video reciente en colaboración con su hijo, Mingus Murray, y una caja de resonancia con música de su exesposo David Murray que incluye “Ming”, la composición que da título a su álbum de 1980 en cuya portada aparece Smith. “Ming es una soñadora”, dice Bond, y la muestra quiere “reflejar no solo su trabajo, sino también el proceso energético”.
Puede que el momento de Smith en Houston sea histórico, pero la delicadeza de su tacto no delata la gravedad, incluso cuando los sujetos claramente “tienen algo muy intenso en sus mentes… a veces tan intenso como lo es ser atemporal, como en la confrontación ancestral –y sin embargo absolutamente actual– de Ming Smith”, como James Baldwin lo apuntó en su introducción al tercer número de Black Photography Annual. Como modelo y como compañera de gira de Murray, Smith viajó a lo largo de Estados Unidos, Europa, Japón y diversos países africanos.
No es de sorprender que a menudo se inclinaba hacia la música y fotografió a muchos músicos destacados de jazz vanguardista. Estas fotos son inusuales porque Smith permite mucho espacio negativo alrededor de la(s) figura(s), lo que deja lugar a un ambiente de fondo cualquiera. De esta manera, el retrato se vuelve pictórico, no conmemorativo. Incluso cuando una figura está en primer plano, como es el caso de las famosas tomas que Smith hizo de Sun Ra, se disuelve en el aire, convirtiendo al legendario líder de una banda en una mezcla de árbol de Navidad y piloto alienígena. Smith también se hizo amiga de Grace Jones y le tomó fotografías juguetonas que podrían considerarse entre las mejores de la vasta biografía visual de la cantante y actriz. El interés de Smith en la ficción también la llevó a habitar el mundo de los personajes del dramaturgo August Wilson para una serie realizada en Pittsburgh.
Una variedad aparentemente interminable de sujetos y temas hacen que las muestras de Smith se sientan placenteramente observacionales. Las personas que se dedican a la fotografía suelen tener un punto de vista fijo, un tamaño de impresión preferido y cierta manera de torcer el horizonte, pero Smith no sigue una receta invariable. Eso hace que sea difícil categorizarla. La fotografía a menudo es evaluada a través de su uso como arma por las instituciones a cargo. Existe una venerable tradición de comprender este medio a través del uso que le dan los poderes o autoridades en lugares que necesitan vigilancia, como las colonias, las ciudades, el mercado. Las decisiones artísticas individuales en la fotografía son vistas por lo tanto como fugitivas de los tipos de perfilamiento que el estado o las corporaciones realizan. Un artista que revela las tácticas de vigilancia en un gesto de extrañamiento brechtiano es también mucho más visible a los sistemas culturales que registran los talentos. Es por eso por lo que otras fotógrafas como Carrie Mae Weems o Lorna Simpson, aunque más jóvenes que Smith, ya han tenido muestras individuales en diversos museos, entre ellos el CAMH en los 90, en virtud de sus esfuerzos por esclarecer los mecanismos del perfilamiento racial. Este tipo de criticidad conceptual encuentra oportunidades de exhibición mucho más a menudo que cualquier cosa esquiva o pictórica.
Smith no busca distanciarse, por lo que, para ponerla en un lugar ventajoso en las burocracias alternativas del arte elevado, necesitaba una traducción. La participación de Jafa en la carrera de Ming Smith tiene sentido. Él es un artista actual por excelencia y sus posturas políticas están muy visiblemente atadas a las imágenes que crea o usa. Jafa se ofreció a ponerla en el contexto adecuado y su interpretación del trabajo de Smith cuando fue entrevistado en el 2020 para su monografía en Aperture sigue siendo una de las más incisivas. “Las personas negras se ponen tensas con las fotos”, le contó Jafa a Greg Tate, “porque… siempre existe el peligro de que la fotografía pueda usarse como evidencia en tu contra de alguna manera”. En muchas de las tomas de Ming, él afirma, “no puedes identificar a nadie”.
De acuerdo con una reseña escrita por Chloe Wyma en Artforum, el trabajo de Smith muestra un “supuesto rechazo a la carga probatoria de la [fotografía]”, pero también aborda la invisibilidad de sus sujetos. Este es un tema central para gran parte de la fotografía negra, ya sea conceptual o directa. Carrie Mae Weems señala en una entrevista que “la gente negra opera bajo una nube de invisibilidad”. “Lorna Simpson”, escribe Marta Gili, “analiza la manera en la que imaginamos lo invisible a través de lo visible, y a la vez desenmascara los prejuicios que nos acompañan a la hora de reconstruir lo que no se muestra”.
La primera oportunidad de Smith en el arte llegó en 1979 con la venta de dos fotografías al MoMA después de que el museo organizara una convocatoria abierta. Cuando un curador del MoMA le pidió a ella escoger las tomas, se decidió por un retrato de David Murray porque no veía a muchos hombres negros en las paredes del museo. Después, Smith realizó una serie llamada Invisible Man [Hombre invisible] de 1988 a 1991, en honor al libro clásico de Ralph Ellison de 1952, y abordó puntos ciegos de la sociedad, capturando personas en movimiento que se mezclaban con la oscuridad o que parecían manchas de tinta. La imagen que le da título a la serie se ha convertido en una pieza central de una pequeña monografía del MoMA publicada en el 2020. Muestra una figura alta y encorvada caminando con pesadez a través de la nieve nocturna. Suponemos que esa figura es negra, pero podría ser cualquiera que se haya perdido en condiciones climáticas severas.
Sin embargo, la vigilancia y la invisibilidad son conceptos y Ming Smith prefiere el movimiento a la mente. Una de las razones por las que se mudó a Nueva York fue para tomar clases de danza, ya que las escuelas de ballet en Ohio no aceptaban a niños negros. Había estado interesada en el sistema de danza moderna de Katherine Dunham desde los 70. Smith frecuentemente compara la fotografía con la danza, dice que ambos son estados de extrema agudeza mental. En una entrevista con Greg Tate, dijo que sus estudios de desnudos oscuros y texturizados fueron influenciados por el dinamismo de El beso de Auguste Rodin. El movimiento se hace presente a través del efecto dominó impresionista que a menudo esta artista busca. Ya sean copos de nieve iridiscentes o la capa reluciente de Sun Ra, las escenas nocturnas de Harlem o las pinceladas de pintura que a menudo usa para realzar la imagen, Smith presiona el obturador no para capturar un momento fugaz, sino para manifestar su evanescencia.
Ming Smith: Feeling the Future [Ming Smith Sintiendo el futuro] estará en exhibición en el Contemporary Arts Museum Houston hasta el 1° de octubre del 2023. Ming Smith: Catching the Light [Ming Smith: Capturando la luz] estará en exhibición en Art is Bond y la Barbara Davis Gallery hasta el 2 de septiembre del 2023.