Editor’s note: This article is also published in English on Glasstire. Find that here.
Nota del editor: Este artículo se publicó originalmente en inglés en Glasstire el 11 de enero del 2025.
Traducción de Yolanda Fauvet y Paulina H. Marroquín
En los últimos años, Verónica Gaona, artista nacida en Brownsville y radicada en Houston, ha sido una estrella emergente de la escena artística de Texas. Recibió el Latinx Artist Fellowship Award en el 2023 y el Chispa Award en el 2022, ambos del U.S. Latinx Art Forum, y el Houston Artadia Award en el 2021. Desde el 2019, ha participado en residencias en Nantes, Francia; Marfa, Houston y Brownsville, Texas, y Brooklyn, Nueva York. La obra de Gaona se ha expuesto en el Blaffer Art Museum de Houston, el Amarillo Art Museum, el Rockport Center for the Arts, el Burlington City Arts de Vermont, el Museo de Arte Contemporáneo de Tamaulipas en Matamoros, México, el Chicano Park Museum and Cultural Center de San Diego, California, y, más recientemente, formó parte de Flow States – La Trienal 2024 en El Museo del Barrio de Nueva York.
Después de ver su trabajo en Fort Worth, en la segunda edición de Soy de Tejas, y luego de nuevo en El Museo del Barrio, hablé con Gaona sobre cómo su práctica ha cambiado de la fotografía a algo más basado en la escultura y la instalación, además de las residencias en las que ha participado recientemente. A continuación leerás una versión editada de nuestra conversación.

Verónica Gaona. Fotografía de Maria Mora Martinez/Cortesía del International Studio for Curatorial Program, Brooklyn, Nueva York, 2024
Jessica Fuentes (JF): Estoy más familiarizada con tus esculturas más recientes, pero, echando un vistazo a tu sitio web, veo que tienes un BA en Comunicación de Medios Masivos y un MFA en Fotografía. Háblame un poco de tu interés por la fotografía y de tu trabajo en este campo, y cuéntame qué te llevó a cambiar de rumbo e inclinarte por la instalación, el performance y la escultura.
Verónica Gaona (VG): Empecé como fotógrafa autodidacta. Tomaba fotografías de mi entorno inmediato, como la gente que me rodeaba, los paisajes, el río Grande y la gente que buscaba asilo en Estados Unidos desde Latinoamérica. En aquel momento era joven y quería cambiar los problemas del mundo. Así que decidí hacer un BA en Comunicación de Medios Masivos con especialización en periodismo impreso para mejorar mis habilidades de escritura. Crecí hablando español en casa y aprendí inglés en la escuela. Desde chica me costaba comunicarme y siempre hablaba en espanglish o lo hablaba mal. Como ya se me daba bastante bien tomar fotos, pensé que podría aprovechar esta oportunidad para aprender a escribir mejor y así acompañar las fotos que tomaba con un texto objetivo y de interés periodístico.
Después de eso, en el verano del 2018, trabajé como fotógrafa para La Unión del Pueblo Entero, que es una organización de justicia social que fomentó la participación cívica y también luchó por la infraestructura básica en las colonias rurales del Sur de Texas. En el otoño del 2018, decidí que quería obtener un MFA en Arte de Estudio concentrado en fotografía en la Universidad de Houston. Ese programa de arte me animó a tener un enfoque multidisciplinario. En ese momento estaba enfocada en la fotografía, pero quería ampliar mis ideas y abarcar instalaciones inmersivas, esculturas y performances.
Seguí tomando fotografías, pero combiné mi investigación visual con trabajo de campo en zonas remotas de la frontera entre Estados Unidos y México y otros lugares que visitaba con frecuencia. En ese momento, mi práctica artística estaba cambiando un poco porque estaba aprendiendo todos estos géneros artísticos contemporáneos y maneras de acercarse a la creación artística.
JF: ¿Hubo algún artista, o artistas, en particular que te inspirara o que diera forma a ese deseo de cambiar?
VG: Hay varios artistas que me inspiraron, pero fue una especie de toma de conciencia general. No sabía que existía este tipo de trabajo. Fue una verdadera experiencia de aprendizaje para mí, y yo estaba asimilándolo y tratando de entender por qué me entró el gusanillo, como si fuese algo que quería hacer además de una simple fotografía.
Me fascinaba la sensación inmersiva y experiencial de las obras de arte de las que aprendía en la escuela. Me gustaba la multiplicidad de respuestas y experiencias que la instalación, la escultura y el performance podían desencadenar mediante la colocación de objetos o un gesto performativo escenificado en un espacio público. Me gustaba cómo estas nuevas formas de arte ofrecían nuevas maneras alternativas de dirigirse al espectador, y dejaban más espacio para que el espectador concibiera sus propias ideas sobre la obra y quizá incluso la desafiara. Y entonces me enganché con eso y seguí tomando fotografías, y todavía estaba realizando investigaciones de campo en diferentes comunidades para crear arte con estos nuevos medios.
Lo que realmente me entusiasmaba era la presentación —las formas conceptuales y estéticas para volverlo arte contemporáneo— sin dejar de hablar de cuestiones y experiencias sociopolíticas que yo había vivido a lo largo de mi vida y a las que me sentía obligada a responder. Así que, en cierto sentido, seguía haciendo periodismo de investigación, porque mientras realizaba este tipo de obras inmersivas, tenía que ir a campo, hacer investigación de campo, reunir material y luego llevarlo al estudio y conceptualizarlo. Era más visual y creativo, aunque no se tratara de imágenes fotográficas y periodísticas tradicionales.
JF: ¿Así que la fotografía seguía formando parte de tu práctica de investigación, pero no estabas presentando tus imágenes en un estilo documental tradicional?
VG: Sí. En el proceso, aprendí que estos medios me permitían contrarrestar la exposición y la publicación de la violencia y el racismo contra los mexicanos y otras comunidades latinoamericanas que emigraban a Estados Unidos. Y este tipo de trabajo también me reveló otros aspectos espaciales y temporales de estas experiencias que una imagen fotográfica no puede hacer a veces porque la fotografía puede ser un poco distante.

Verónica Gaona, “For those who do not return in life, there is always death (Homage to David Gomez)” [Para quienes no regresan, siempre está la muerte (Homenaje a David Gomez)], 2022, impresión de inyección de tinta mate con calidad fotográfica del performance de una Ford F-150 quemando ruedas, 8.5 x 12.7 cm

Verónica Gaona, “For those who do not return in life, there is always death (Homage to David Gomez)” [Para quienes no regresan, siempre está la muerte (Homenaje a David Gomez)], 2021, impresión de inyección de tinta mate con calidad fotográfica del performance de una Ford F-150 quemando ruedas, 8.5 x 12.7 cm
VG: No estoy segura de que mi obra pueda entenderse dentro de la cultura histórica lineal tal y como se entiende hoy en día, pero sí que hace referencia a ella y también se desmarca de ella. Al mismo tiempo, no quiero llegar a una conclusión al respecto todavía, porque hay mucho que aún quiero crear y sobre lo que quiero reflexionar. Tiendo a seguir la obra y esta se me revela a medida que paso más tiempo con ella en el estudio.
La idea de la camioneta, el símbolo de la camioneta, ya estaba en las ideas y experiencias de mis primeras obras, pero el material, o su representación, no aparecieron hasta diciembre del 2020. Desde entonces, he trabajado con la camioneta de diversas formas. Una de mis primeras piezas fue una ventana trasera con cristales polarizados y texto en el suelo. Después de eso, organicé un tipo de derrape, una quemada de llantas, que fue documentado como un performance fotográfico. En el 2022, empecé a explorar el material de una camioneta creando esculturas fotográficas montadas en la pared.
Como artista que se mueve por el mundo, tener en cuenta cómo se encuentra una con una foto es esencial para crear y desentrañar cómo el arte y las fotos yacen en la experiencia propia. Estaba pensando en eso y regresé otra vez a las fotos, con el material de la camioneta, y algunas de mis esculturas están hechas de fotos —fotos de familias que trabajan en el campo, específicamente mi familia— y metal de camionetas. Me interesa abstraer las fotos impresas y hacer collages con ellas sobre el metal de color de las camionetas. Con este material, intento evocar las ideas de impermanencia en relación con la migración y las implicaciones espaciales de las remesas, que es el dinero que envían los migrantes que trabajan en el extranjero a su país de origen.
Esta obra suele instalarse en la pared, pero a veces se traslada al suelo en formato de instalación. Pienso en la migración, la conmemoración y los aspectos intangibles del deseo, de querer trabajar y construir un hogar, las implicaciones espaciales de las transacciones monetarias y la pérdida que experimenta la familia durante este largo proceso. A veces estos proyectos a largo plazo duran toda la vida. Es la práctica de toda una vida.

Verónica Gaona, detalle de “To know and to dream at the same time” [Saber y soñar al mismo tiempo], 2022, carrocería de una Ford F-150, láminas de aluminio, impresiones archivadas sobre láminas de aluminio, vinilo, dimensiones variables. Fotografía cortesía de la artista
VG: Claro, porque para mucha gente se ha convertido en algo normal dentro de los núcleos familiares. La distancia, la nostalgia, el dolor y las idas y venidas se han normalizado tanto que ya ni siquiera se cuestionan. Al hacer un collage y abstraer estas fotografías con las piezas de la camioneta, me interesa ese movimiento de las familias y las relaciones sociales. El vehículo, la camioneta, se utiliza normalmente para el trabajo, y se utiliza para el trabajo porque mucha gente lleva sus herramientas en él, o llevan otros objetos que necesitan mover durante el día. Así que tomé eso porque es algo que veía en mi familia y en mi comunidad inmediata, y también veía cómo los miembros de mi familia construían casas a distancia.
Crecí con familiares que eran trabajadores de la construcción. Hacían trabajos agotadores por poco dinero y lo que me llamó la atención fue que trabajaban en Estados Unidos, vivían en malas condiciones, en casas pequeñas, y luego invertían en su país de origen, en México. Me pareció interesante esa dinámica y esa transición. Empecé a investigar sobre el tema y en ese momento todo encajó. Siento que aún me queda mucho por crear y comprender, pero gran parte de ello se ha materializado en estas técnicas artísticas diferentes, como las esculturas, los performances, las partes de camionetas en la pared, todas tratan de las mismas ideas, pero apuntan a aspectos diferentes.
Me obsesiono mucho con mi trabajo, me gusta trabajar en series e investigar de verdad. Ahora mismo, el trabajo que me da mucho para investigar es el de las camionetas, por el color, las fotografías y la forma… Hay tanto que puedo hacer con él.

Verónica Gaona, “Migrant Metropolis, To know and to dream at the same time” [Metrópolis migrante, saber y soñar al mismo tiempo], 2023, carrocería de una Ford F-150, láminas de aluminio, impresiones archivadas sobre láminas de aluminio, dimensiones variables. Vista de la instalación de “Here Now: Art and Migration” [Aquí y ahora: Arte y migración] en el BCA Center, Vermont. Fotografía de Liza Voll/Cortesía del BCA Center, Vermont
VG: Acababa de salir de la universidad cuando recibí el premio Houston Artadia. No pensaba que me lo fueran a dar. Decidí responder a la convocatoria porque no tenía nada planeado para después del posgrado. Cuando me lo otorgaron, me dio confianza en mi trabajo y me puso en contacto con artistas locales de Houston y con artistas que trabajan a nivel nacional.
JF: Desde entonces, también has recibido dos premios del US Latinx Art Forum (USLAF). Háblame un poco de esos premios y de lo que supusieron.
VG: En el 2023, recibí el Latinx Artist Fellowship Award. La beca duró de junio del 2023 a mayo del 2024. Durante ese año, tuve reuniones mensuales opcionales con la cohorte para crear intercambios significativos, y construir un sentido de comunidad… En el 2022, también obtuve una microbeca de la USLAF, y participé en una micro visita de estudio en forma de un video de tres a cinco minutos. Esta visita de estudio fue una oportunidad para compartir mi práctica con profesores, curadores, organizadores y otras personas. Me pidieron que presentara algo de mi arte, pero decidí hacerlo sobre un libro llamado The Remittance Landscape [El paisaje de las remesas], de Sarah Lynn Lopez, una historiadora de la arquitectura que investiga las características materiales y espaciales de los hogares que reciben o envían remesas. El libro incluye muchas ideas que fundamentan mi trabajo.
JF: Eso es increíble. Y, aparte de estos premios, en los últimos años también has participado en varias residencias. ¿Puedes hablar un poco de la importancia de estos programas?
VG: Las residencias son una forma estupenda de alejarte de la rutina habitual y concentrarte en la práctica artística al mismo tiempo que conoces a otras personas con ideas afines, que conectas con la gente y que visitas nuevos lugares. Crear arte requiere todas estas cosas y en estas residencias he aprendido a trabajar cuerpos de trabajo o presentaciones coherentes. Aprendí a montar una exposición con una variedad de obras diferentes para su presentación. Aprendí lo que quiero decir y cómo trabajar con curadores y escritores, porque todos trabajan juntos.
Colaboré con curadores durante estas residencias. Por ejemplo, en la residencia de arte de Lawndale, me dieron la oportunidad de contratar a un escritor para que escribiera un ensayo para mi pequeño catálogo… Me gustó esa experiencia porque me permitió dar un paso atrás y dejar que otra persona mirara la obra por mí y que también tuviera su propia voz al respecto. Y eso me encanta, porque a veces, como artista, nos enfrascamos en nuestras cabezas en cuanto a las obras, y tenemos una mirada mucho más amplia sobre el arte y su relación con la sociedad.
Una de mis residencias más recientes fue en el PAC de Houston. Llegué con un plan porque quería ampliar Spanning Worlds [Abarcando mundos], una serie de barras de refuerzo que ahora se exhibe en La Trienal del Museo del Barrio. Entonces, cuando empecé esa residencia, trabajé de forma compulsiva hasta el último día y luego me fui a Nueva York para la residencia del International Studio & Curatorial Program (ISCP).
JF: ¿Cómo fue esa experiencia? ¿Cuánto tiempo estuviste en Nueva York?VG: Estuve allí tres meses. Trabajé en un solo proyecto, pero tuve muchas visitas a estudios con curadores y me reencontré con amigos y profesionales del arte. También me relacioné más con la zona de Brooklyn y Nueva York a través de programas públicos. Al final de la residencia realicé un programa público en el que presenté mi investigación y el cuerpo de trabajo que estaba realizando allí. En general, fue una gran experiencia y ahora me han invitado a participar en una exposición colectiva en el 2026 y en la próxima subasta benéfica del ISCP. Aunque he terminado mi residencia, seguiré colaborando con la organización.
JF: Después de la del ISCP, participaste en la residencia Flower Shop, en Brownsville. ¿Cómo fue ir de esta experiencia a otra tan diferente? ¿Cuál es la ventaja de participar en una residencia más pequeña como la de Flower Shop?
VG: Creo que hay residencias para todo. Hay residencias para ir a trabajar y terminar un proyecto, residencias para investigar y conectar con la gente, residencias para hacer programas para el público, etcétera. Así que, después de mi residencia en el ISCP, quise volver a Brownsville durante un mes para estar de vuelta en casa, estar con la familia y bajar un poco el ritmo. Quería volver a empezar, pero también quería participar con la comunidad y formar parte de algunos de los programas que organiza la Flower Shop.
Mientras estaba en la residencia, volví a mi alma mater y participé en una charla artística en la que presenté mi práctica artística a los estudiantes de la Universidad de Texas en el Valle del Río Grande, en Brownsville. Después de la presentación, pasé tiempo hablando con los estudiantes, aprendiendo sobre su trabajo y dándoles retroalimentación. Sentí que esa residencia era una buena manera de volver y conectar con mis amigos y la comunidad. Un reseteo, porque estuve fuera mucho tiempo.
JF: Los últimos años han sido muy exitosos para ti. ¿Qué consejo darías a los artistas emergentes que se plantean qué camino seguir?
VG: No se pongan trabas a sí mismos, como hice yo. Sigan su instinto, diviértanse y trabajen arduamente. Hay que encontrar un equilibrio, si no, nos cansamos.