Un remedio para todos tus problemas: visitar a Jan van Huysum

by Cody Ledvina May 7, 2022

Editor’s note: This article is also published in English on Glasstire. Find that here.

Nota del editor: Este artículo se publicó originalmente en inglés en Glasstire el 24 de enero del 2022.

Traducción de Yolanda Fauvet y Paulina Hernández Marroquín.

Hay muchos momentos en la vida de una persona en los que aprende algo asombroso de sí misma. En mi experiencia, han ocurrido en tiempos de mucho estrés o plena banalidad y me han tomado por sorpresa y expuesto a una combinación potente de placer y dolor. Hace unos años me encontré en uno de esos momentos sorprendentemente placenteros que me unió a un artista y género de arte a los que jamás les había dedicado ni un solo pensamiento.

Una pintura de un arreglo de flores de diferentes colores y tamaños sobre un pedestal, donde también se encuentra un pequeño nido. Mariposas vuelan alrededor.

Jan van Huysum, “Flowers in a Vase” [Flores en un jarrón], 1726, óleo sobre tabla. La colección Wallace

Tenía algunos años trabajando en Londres a la vuelta de la colección Wallace, una casa señorial convertida en museo gratuito abierto al público. Almacena la colección de sir Richard Wallace y está lleno de, pero no se limita a, pinturas rococó, Canalettos, mueblería altamente estilizada del siglo XVIII y múltiples arsenales, todas ellas piezas estelares. El puesto que tenía era un poco estresante, así que las visitas regulares a la Wallace durante mi hora de comida se volvieron una manera agradable de despejarme a mediodía. Por casi dos años había pasado en frente de un par de pinturas, ambas de frutas y flores y ambas, a primera vista, completamente comunes y corrientes. Al menos así las veía, hasta que por fin decidí detenerme y echarles un largo vistazo. Ya puesto en posición, no me moví por cerca de una hora y supe que todo había cambiado. Regresé 30 minutos tarde a la oficina, pero a nadie le importó.

Una pintura de flores y fruta sobre una mesa, donde también se encuentra una maceta decorativa con una planta. Mariposas vuelan alrededor.

Jan van Huysum, “Fruit and Flowers” [Fruta y flores], h. 1720, óleo sobre tabla. La colección Wallace

Estas dos pinturas (que por cierto son de Jan van Huysum) están situadas a cada lado de la entrada al cuarto de los maestros holandeses en la Wallace. Las dos tienen flores y una tiene también fruta. Fue esa pintura con fruta la que me ató para siempre a la manera del artista de crear imágenes. O, en particular, fue una sola uva… o el reflejo de la ventana de su estudio contenido en esa sola uva, no más grande que un centavo, pintado con las nubes de ese día específico alrededor de 1720. Si esa uva pudiera mirar hacia fuera, hubiera visto a un hombre paralizado, mirándola intensamente con ojos rojos y muy abiertos mientras que la ansiedad y la alegría lentamente se apoderaban de él. A partir de ahí el efecto se propagaba de detalle a detalle. Y no cesaba; toda la pintura era detalle, hasta lo que parecía ser un nivel celular. No lo podía entender, no podía comprender el proceso de Huysum y menos la razón de existir de esta obra. Luego, me percaté de las orillas de una hoja dentada, cada ángulo apenas cambiaba de dirección por un milímetro y sin una pincelada discernible. ¿Qué estaba pasando? ¿Cómo era posible? Sabía que los maestros holandeses usaban lentes, pero esto era otra cosa. Esto era tántrico y era lo más cercano que había estado desde mi infancia a la sensación de que los humanos tienen “control” sobre el mundo.

Un racimo de uvas moradas que brillan a la luz del sol, las más grandes tienen un reflejo cuadrado en su lado izquierdo y en uno de esos reflejos se distingue una ventana con cortinas. A la izquierda, una mosca descansa sobre un melón abierto parcialmente cubierto por hojas de col rizada.

Jan van Huysum, detalle de “Flowers in a Vase” [Flores en un jarrón], 1726, óleo sobre tabla. La colección Wallace

Ya en la oficina intenté explicar la importancia de esta uva y cómo el artista estaba en la misma sintonía que los principales científicos de su tiempo. (Supongo que así era, pero no lo sé). A lo que voy es que tienes que ver estas pinturas porque te harán sentir cosas. Y, después de múltiples peregrinajes con mis colegas en la hora de la comida, me siento en paz sabiendo que por lo menos las vieron. Durante otro año y medio regresaría a la Wallace todos los días con el propósito de sólo ver estas dos pinturas. Nada se acercaba siquiera a la maestría de estas obras y la devoción a sus temas. O así fue hasta que mi visa tomó un rumbo inesperado y volví a Houston.

Un nido silvestre con tres huevos azules. En uno de los huevos se ve parcialmente reflejada una ventana. Dos tallos largos con hojas finas cruzan por encima del nido.

Jan van Huysum, detalle de “Flowers in a Vase” [Flores en un jarrón], 1726, óleo sobre tabla. La colección Wallace

Poco después de haber llegado, fui al nuevo edificio Kinder en el Museum of Fine Arts, Houston. Es un espacio bello, y realmente me encantó ver expuestas las obras que están bajo el cuidado de la institución. Pero su colección moderna y contemporánea no es lo que hizo que subiera mi ritmo cardiaco. Caminé por el edificio Beck para visitar a unos viejos amigos, quería saludar a esas pinturas y esculturas con las que la mayoría de los houstonianos, y cualquiera que frecuenta el museo, tiene una afinidad.

Y luego sucedió. Doblé una esquina y sorpresa, un Jan van Huysum estaba ahí, colgado en la pared de la sala 210. Aunque suena como una exageración decir que se me fue la fuerza de las rodillas y que casi me desmayé, las dos declaraciones son verdaderas.

Una pintura de un arreglo de flores sobre un pedestal. Al lado izquierdo del jarrón negro se encuentra un caracol verde y a su lado derecho, dos racimos de uvas.

Jan van Huysum, “Still Life of Flowers and Fruit” [Naturaleza muerta de flores y fruta], h. 1715, óleo sobre tabla. Museum of Fine Arts, Houston; el cuadro fue comprado para el museo por la Alice Pratt Brown Museum Fund y la Brown Foundation Accessions Endowment Fund

Su aspecto: un marco negro, un fondo negro y una fuente de luz de alto contraste. Este nuevo cuadro de Van Huysum era drásticamente diferente a los dos de la Wallace en Londres. Éste era mucho más sexy.

Recordé inmediatamente la rutina mental necesaria para cuando uno se encuentra con un Van Huysum: no intentes digerir todo al mismo tiempo; escoge un punto, acomódate y sumérgete en un solo detalle lo más profundo posible. Decidí mirar directamente al frente y no perder innecesariamente la energía del cuello al tratar de mirar toda la pintura.

Soy bastante alto. En mi campo visual hay una flor roja. No estoy seguro de qué tipo es, pero es increíblemente roja. Al mirarla fijamente, podía ver el control y la precisión mortífera que componen el proceso de grabar imágenes del artista. Debe haber estado en tanta armonía con sus ojos, su cerebro y el mundo frente a él que permitió que sus creaciones tomaran ese efecto tan natural.

Después de esa demostración brillante de rojo, me di cuenta de la perfecta torsión serpentina del tallo de la flor en el centro, que tiene el mismo rojo de la flor con tentáculos. La manera en que Van Huysum realizó la anchura del tallo mientras se movía por estas esquinas es algo que por poco me hizo voltear hacia el guía del museo y pedirle que se acercara para echarle un ojo. El artista demuestra un control gigantesco aquí, aún más que cuando retrata pequeñas hormigas o moscas que deambulan dentro de sus escenas.

Otra área en la que hace alarde de su talento es en su representación del caracol, en la parte inferior izquierda. Mira esa concha, mira cómo el artista redondea las orillas sin ningún esfuerzo obvio. ¡Era un maníaco absoluto! Cualquiera puede tratar de dibujar un espiral, pero le deseo suerte a la persona que intente pintar una con tanta claridad. ¿Quieres volverlo incluso un poco más complejo? Observa el cuadro desde un costado: es totalmente plano, sin pintura elevada ni secretos del oficio. Es un placer absoluto ver una pintura de Van Huysum.

Unas flores rebosantes. En el centro, una hormiga camina sobre una rosa anaranjada.

Jan van Huysum, detalle de “Flowers in a Vase” [Flores en un jarrón], 1726, óleo sobre tabla. La colección Wallace

Hazte un favor. Si en algún momento te encuentras con una pintura de Jan van Huysum, o en especial de su predecesora Rachel Ruysch (quien de hecho podría ser mejor que JvH; sólo he visto una de sus obras brevemente, pero me pareció particularmente superior en maneras que no puedo articular dentro de este límite de palabras), siéntate en frente del cuadro y quédate ahí un rato. Apuesto que te cautivará y envolverá por completo. Si no, puedes hacer lo que hicieron mis colegas: darme palmaditas en la cabeza y decirme ¡bien por ti!

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