Coleccionar la frontera, segunda parte: La biblioteca de un bibliotecario 

by Mary K. Cantrell October 1, 2021

Jud Burgess en su librería, Brave Books, frente a un letrero pintado a mano por su hija Annabeth. Fotografía de Cody Bjornson.

Este artículo es la segunda de dos partes. Para conocer más sobre Juan Sandoval y su colección de arte, dirígete aquí.

Editor’s note: This article is also published in English on Glasstire. Find that here

Traducción de Yolanda Fauvet y Paulina H. Marroquín.

En una cochera del Austin Terrace Historic District en El Paso, hay más de 300 cajas de cartón llenas de libros apiladas en una torre tan alta que casi toca el techo. Se puede encontrar de todo en ellas, desde el Fabre’s Book of Insects [El libro de insectos de Fabre], publicado en 1921, que contiene ilustraciones encantadoras de insectos debajo de delicadas capas de papel cebolla; pasando por una edición limitada de una novela de James Joyce llena de viejos carnés de biblioteca; hasta un juego de libros titulados The History of Colorado [La historia de Colorado] con bordes marmoleados.

“Un bibliotecario sabe de libros”, dice Jud Burgess, dueño de la librería local Brave Books y diseñador gráfico, mientras desempaca cuidadosamente los libros por primera vez, sacudiendo con un cepillo el polvo de sus cubiertas y peinándolos con la mirada experta de un coleccionista. El cofre del tesoro, alojado en la cochera de Burgess, le fue heredado por el bibliotecario veterano de la Universidad de Texas en El Paso (UTEP) y coleccionista de arte latinx Juan Sandoval tras su muerte en enero del 2021.

Jud Burgess desempaca libros de la colección de Juan Sandoval por primera vez. Fotografía de Cody Bjornson.

Los libros que Sandoval donó a Brave Books son los textos que quedaban de su colección, de la cual el Museo Mexic-Arte hizo una primera selección relacionada con la colección de arte histórica que Sandoval también donó al museo y que estará en exhibición hasta el 22 de agosto. 

En la colección salpicada con ejemplares sobre arte, encuadernación, cultura japonesa y literatura LGBTQ, entre otros temas, también se pueden encontrar pedazos de ephemera como una carta dirigida a Sandoval de la Society for Italic Handwriting con su credencial de membresía y un libro de visitas caligrafiado de la era de la Segunda Guerra Mundial. 

Burgess conoció por primera vez a Sandoval en El Paso en la década de los 80 cuando, en una de sus primeras citas con su ahora esposa Laurie, estaba tomando fotos en los alrededores del complejo de departamentos donde vivía el coleccionista, The Palmore en Sunset Heights. Sandoval los invitó a subir a su departamento para tomar té de jazmín. Más allá de los ocasionales encuentros en inauguraciones de arte, los Burgess no frecuentaban a Sandoval, así que la noticia de que la extensa colección de libros iría a Brave Books fue una sorpresa.

“Le gustaba pasar desapercibido, obviamente. Quiero decir, la gente sabía sobre su colección de arte porque invitó a mucha gente a verla. Pero gran parte de ella estaba almacenada. Así que nadie sabía lo grande que era en realidad. Y de los libros creo que nadie tenía ni idea”, dice Burgess.

Laurie y Jud Burgess afuera de su casa en el Austin Terrace Historic District de El Paso. Fotografía de Cody Bjornson.

Burgess calcula que la colección de libros de Sandoval asciende a más de 7500 ejemplares, los suficientes para formar una librería por sí sola, y tomará años investigarla y categorizarla. Brave Books, o “libros valientes” en español, está enfocando su selección inicial en los libros que son ediciones limitadas, autografiadas o que están conectados a alguna de las áreas comunes de la colección de Sandoval. Los libros sobre la historia de El Paso, o sus relaciones de razas, el Suroeste, el arte y los temas LGBTQ son de especial interés. Debido al tamaño extremo del obsequio y a la capacidad propia de una tienda local pequeña como Brave Books, los Burgess venderán la mayor parte de la colección. Sólo los libros raros e inestimables (que Jud estima son varios centenares) se quedarán en la tienda y planean exhibirlos al público con regularidad. Todos los ejemplares tendrán un sello membretado, vinculando los textos a Brave Books y Sandoval, y se obsequiarán separadores informativos junto a los libros de su colección. 

Una muestra de los libros de la colección personal del coleccionista de arte mexicano y latinx Juan Sandoval. Fotografía de Cody Bjornson.

Cada libro de las pocas cajas que Burgess abrió la mañana soleada y fresca de mediados de febrero en que lo entrevisté reveló un aspecto diferente de la humanidad de Sandoval, desde los libros históricos de la época medieval hasta una guía cómica para solteros de Japón. Comencé a percibir a Sandoval como una persona con una inmensa curiosidad intelectual y una actitud democrática. Los recibos de compras en línea doblados entre las páginas revelaron los métodos de compra de Sandoval. Como bibliotecario referencista y persona encargada de estudios chicanos, parte de su trabajo era viajar a las ferias de libro para adquirir nuevos ejemplares para la biblioteca de la Universidad de Texas en El Paso. 

Una muestra de los libros de la colección personal del coleccionista de arte mexicano y latinx Juan Sandoval. Fotografía de Cody Bjornson.

Entre los hallazgos importantes sobre la historia de El Paso están un portafolio de la campaña presidencial de Nixon diseñado por el tipógrafo internacionalmente reconocido Carl Hertzog (y publicado por la rama editorial de la Universidad de Texas en El Paso, Texas Western Press) y una copia de Am I Not Here [Acaso no estoy yo aquí] de 1962 firmada por el padre Haroldo Rahm. El padre Haroldo, conocido como el cura ciclista, lanzó programas de acercamiento para jóvenes y pandillas, y es un orgullo para El Paso, lo que se hizo evidente cuando se nombró una calle en su honor en el Segundo Barrio. Otros ejemplares destacados son los enormes portafolios encuadernados en cuero de finales del siglo XIX sobre el pintor simbolista suizo Arnold Böcklin, que contienen fotograbados de su obra. 

Brave Books abrirá un cuarto dedicado a Juan Sandoval dentro de la tienda e invitará a la gente de la zona a añadir libros de la colección de Sandoval a sus bibliotecas personales. En lugar de venderlos al mejor postor o almacenarlos donde nunca más verían la luz del sol, los Burgess han elegido compartir con el público cientos de los libros raros gradualmente y esperan que los acojan como objetos de arte.

Una muestra de los libros de la colección personal del coleccionista de arte mexicano y latinx Juan Sandoval. Fotografía de Cody Bjornson.

“Preferiría que veinte personas leyeran esto durante tres años a que una persona lo comprara y se lo llevara”, dice Burgess. “Creo que, de alguna manera, mostrar esta colección a la gente los inspirará a empezar sus propias colecciones. Perpetúa el amor por los libros, porque es un reflejo del amor de Sandoval por los libros y nuestro propio amor por los libros, y queremos compartirlo con El Paso”.

Jud Burgess tiene 60 años y nació en El Paso. Desde 1988 ha sido dueño de su propia compañía de diseño gráfico, Substance. Él y su esposa Laurie, patóloga del habla, habían soñado durante mucho tiempo con abrir una librería en El Paso y finalmente abrieron las puertas de Brave Books en el 2019. Hace décadas Jud comenzó a coleccionar libros vintage, de arte, diseño gráfico y publicidad para construir una biblioteca autodidacta para su negocio, con lo que comenzó su camino para convertirse en coleccionista de libros. Dice que aprendió a dónde ir para conseguir gangas y cómo identificar libros raros.

“No se va a la escuela para aprender a ser un vendedor de libros o cómo administrar una librería; literalmente sólo tienes que conseguir un lugar y empezar a llenarlo de libros”, dice Burgess.

Brave Books está localizada en West Central El Paso en un bungaló de ladrillo de 1915. Fotografía de Cody Bjornson.

Y vaya que lo ha llenado. Brave Books, un bungaló construido en 1915 localizado en West Central El Paso, es un edificio acogedor con exterior de ladrillos, y al entrar se hace evidente una explosión de calidez, música, libros y objetos de arte. Yofi, el gato de la librería, ronda por las pilas de libros y pasa el rato junto a los visitantes en una mezcla ecléctica de sillones y sillas. El espacio está diseñado para animar a la gente a dejarse caer, acomodarse y quedarse un rato.

Jud Burgess y Yofi, el gato de Brave Books. Fotografía de Cody Bjornson.

“Voy a muchos lugares diferentes, traigo muchas ediciones vintage, antiguas y limitadas. Sólo voy por todas partes consiguiendo todo tipo de libros diferentes”, dice Burgess. “Así que tenemos toda la gama que sirve a… como me gusta decir, servimos a personas desde los dos años hasta los noventa y nueve”.

El aspecto orientado hacia las personas de administrar una librería siempre le ha atraído a Burgess, quien pasó muchos años en su negocio de diseño gráfico trabajando con un puñado de clientes. La misión de Brave Books es ayudar a promover la lectura en El Paso, una de las ciudades que menos lee en Estados Unidos. Un artículo del 2014 publicado en la revista Time explica que “También había menos librerías disponibles para residentes en El Paso que en cualquier otra ciudad el año pasado. Las bajas tasas de educación de los residentes de la ciudad pueden explicar en parte la baja demanda de librerías”. Al ofrecer libros de manera gratuita en su porche, un cuarto completo dedicado a libros infantiles y precios más razonables que las librerías de cadena, Brave Books busca ser accesible para los residentes de El Paso y animarlos a zambullirse en sus intereses personales a través de los libros. 

“Te voy a decir lo que la gente no compra por aquí. No compran libros de negocios. Y no compran biografías”, dice Burgess. “La gente compra muchos libros de latinidad porque somos una comunidad 83% latina ubicada en la frontera. Así que tengo un estante entero dedicado a eso. Compran libros sobre el Suroeste, compran clásicos, compran libros vintage, compran poesía”.

El cuarto infantil de la librería está decorado con juguetes vintage y arte de colores brillantes. Clásicos como Goodnight Moon [Buenas noches, Luna] atraen a adultos y niños por igual. La habilidad de Burgess para reconocer ilustraciones de alta calidad ha resultado en una colección de libros infantiles artísticos y gráficamente atractivos. Laurie Burgess dice que uno de los aspectos más importantes de ser propietarios de Brave Books es asegurar que sirva como un espacio educacional para los niños y sus padres. “Mi sueño para parte de la librería es impulsar las habilidades de alfabetización y prealfabetización. De hecho, quiero que la gente venga con sus hijos para que aprendan una mejor crianza, que les lean, que sean parte de su desarrollo y que conozcan mejor a sus propios hijos”, dice Laurie.

Además de proveer libros recientemente publicados a precios más bajos, Brave Books también se especializa en libros raros y vintage, y a menudo publican en su instagram para atraer a compradores. Compartir libros en línea fue un salvavidas para la librería al inicio de la pandemia. Jud Burgess publicaba los libros en la red y luego los entregaba a personas a lo largo de la ciudad antes de que reabrieran la tienda física para citas de una hora de duración. El hecho de que los Burgess sean dueños del inmueble y no tengan empleados (Jud opera la tienda) alivia los costos generales que podrían haber sido realmente perjudiciales durante la pandemia. Brave Books ha tenido un crecimiento constante desde su apertura en el 2019 y Jud Burgess no ha frenado la adquisición de libros. 

“La cochera para dos autos de mi mamá está llena de veinte estantes, todos llenos de libros. Es como una librería dentro de un garaje casero”, dice Jud riendo.

Los Burgess aspiran a abrir una segunda librería con el exceso de inventario de Brave y también incorporar más de las contribuciones de Sandoval ahí. Jud Burgess tiene proveedores que lo abastecen de libros nuevos y de interés local. Además, es un gran adicto a ir en búsqueda de objetos de segunda mano. Dice que es una gran ciudad con muchos libros, y Brave Books se está haciendo conocida por aceptar donaciones. 

“Hemos llegado al punto en el que la gente sabe de nosotros y nos llaman para decir ‘mi abuela era una artista’ o ‘mi madre era una artista y tenía una gran colección y queremos donarla a tu librería porque sentimos que tu librería perpetuará su legado o su amor por la lectura’, que es parecido a lo que pasó con Juan. Él sabía que íbamos a ser responsables con sus libros”, dice Burgess.

El elemento en común que tienen Jud Burgess y sus clientes es simplemente un amor y fascinación por los libros. Durante mi visita a la tienda un domingo por la tarde, las personas entraban y salían, miraban libros, los seleccionaban y se ponían al tanto con Burgess al pagar. Él se relaciona con todos, hace comentarios sobre los libros que eligieron, comparte su conocimiento y siempre está aprendiendo de su clientela. Burgess es un narrador natural, a menudo pública retratos de sus clientes junto a sus compras en las redes sociales de Brave Books, con un resumen de su incursión en la tienda.

“Muchas personas están descubriendo Brave Books y están muy sorprendidos de ver que una pequeña librería independiente comienza a prosperar”, dice Carmen Rodriguez, abogada jubilada y residente de El Paso desde hace mucho tiempo. “Creo que cualquier persona que ama los libros y se entera de esta librería simplemente se enamora de ella”. 

Al hacer que la colección de Sandoval sea accesible para todos los residentes de El Paso, Brave Books intenta mantener viva la presencia de Sandoval en la comunidad, aunque su colección de arte se haya mudado a Austin como parte del Museo Mexic-Arte. 

“Como una librería local, no queremos aprovecharnos porque él nos ha confiado esto. Es un regalo especial que nos sentimos muy honrados [de haber recibido] y es nuestra responsabilidad mantener viva su memoria”, dice Burgess. “Y compartirlo con la comunidad, de la manera en la que su arte debió haber sido compartido con la comunidad y no lo fue”.

Jud Burgess ha estado profundamente involucrado en la política local durante años: escribía una columna para El Paso Times y dirigió una campaña para el concejo de la ciudad en el 2017. Dice que, aunque no duda que el Mexic-Arte en Austin será un administrador responsable de la colección de arte de Sandoval, siente que fue una verdadera lástima verla partir de El Paso.

“La ciudad perdió una oportunidad de oro para ponerse en el mapa. El Paso realmente debería ser la capital cultural latina no solo de Texas, sino de Estados Unidos. Por nuestra historia, por nuestra cultura y por todo”, dice Burgess. “[Sandoval] hubiera estado más que feliz de regalárnosla si hubiéramos mostrado iniciativa, pero la gente no la mostró. Así que básicamente encontró a alguien que iba a respetar esa colección, y ese era Austin y el Museo Mexic-Arte”. 

Burgess dice que la decisión de la ciudad de El Paso, específicamente del departamento de museos y asuntos culturales, de no adquirir la histórica colección de arte mexicano y latinx de Sandoval refleja la falta de apoyo del gobierno a las artes locales. La controversia sobre el bono Quality of Life, o “Calidad de vida”, del 2012, que asignó millones de dólares para el Mexican American Cultural Center (aún sin construir), las mejoras a la biblioteca pública y la construcción de un estadio multipropósito, ha afectado también el destino de la colección de arte de Sandoval.

“Los líderes siempre han tenido muy poca visión, están más interesados en servir a la gente que llena sus cofres de guerra para las campañas. Para ellos todo se trata de hacer las cosas más grandes y vistosas, ‘construyamos un estadio gigantesco de fútbol soccer o un campo de béisbol que pierda dinero todo el tiempo’, en lugar de pequeños lugares como el nuestro y el tipo de cosas que hacen realmente que El Paso sea lo que es”, dice Burgess. “Lo que pasó es que no tenían en realidad la visión para crear un espacio que permitiera que la increíble colección de arte latino de talla mundial de Juan fuera la piedra angular de un centro cultural latino”. 

La desaprobación local de la manera en la que el bono Quality of Life fue gastado se incrementó cuando la ciudad propuso incorporar el centro cultural a la biblioteca pública, a lo que Jud Burgess protestó en una reunión del concejo de la ciudad, donde al final fue arrestado por interrumpir el proceso. 

Los Burgess y muchos otros paseños han abogado por un mayor enfoque en el patrimonio, la geografía y la cultura locales de El Paso, en lugar de dejar los proyectos de arte de la ciudad a artistas de núcleos culturales más grandes. 

“En lugar de apreciar lo típico de aquí, las culturas latina y chicana muy particulares, los artistas y las personas que nos brindan nuestra herencia y la incorporan a su arte, importarán a alguien de Nueva York o Seattle y les darán una lección de un día sobre nuestra cultura. Y luego se supone que estas personas crearán una obra de arte que nos representa”, dice Burgess. “Nunca lo logran”.

El destino del Mexican American Cultural Center todavía no se ha decidido y eso ha sido difícil para los miembros de la comunidad de El Paso que se preocupan por elevar la reputación de la ciudad como una valiosa contribuidora de arte, dice Carmen Rodriguez.

“Creo que el turismo del patrimonio simplemente no ha atraído a la gente; qué fácil sería si sólo pudiéramos arreglar un poco nuestros bienes culturales y promocionarlos”, dice Rodriguez. 

Rodriguez, quien formó parte del movimiento chicano en los años 70 y ha pasado su carrera de abogada trabajando en derechos civiles, dice que el incidente ha llevado a una discusión pública más grande sobre la histórica falta de compromiso de la ciudad con la comunidad latina en general. “Muchas personas se están dando cuenta de que hay desprecio, hay racismo, hay falta de respeto”, dice la abogada. “Las personas que financian muchos de los proyectos, las desarrolladoras, las instituciones financieras… Siempre hablamos de que El Paso es 85% mexicanoamericano, y si sólo se mirara el mundo financiero, el mundo económico que opera en El Paso, sería todo lo contrario. Tenemos muy poco poder económico”.

Muchos factores, incluyendo la decisión de la ciudad de derribar el antiguo ayuntamiento para construir un nuevo estadio de béisbol cuyas entradas no serían asequibles para mucha de la gente de la zona, han llevado a desconfiar en el gobierno local. Rodriguez dice que, considerando que la ciudad controla los museos y las instituciones culturales locales, parece hacer sólo el mínimo necesario. Debido a la distancia que la separa del resto de Texas, desafortunadamente El Paso no le interesa a muchos tejanos, pero la ciudad se encuentra entre el estado y el resto del Suroeste, y podría ser un renombrado punto central al cual viajar. 

“Sentimos que somos el centro de mucho arte y cultura que está aquí de manera natural, sin mucho apoyo de los poderes fácticos. Pero todavía están sucediendo muchas cosas tan sólo en la música y el arte de la comunidad”, dice Rodriguez. “Personas como Jud, y muchas otras que conocemos, están intentando cambiar las cosas y hacer ese cambio más real para que haya más apoyo de las entidades públicas para el arte comunitario”. 

Los defensores de las artes locales y los lugares emergentes como Brave Books sostienen la antorcha cultural reavivada de la ciudad fronteriza. El legado de educación de Sandoval a través de sus libros y arte se ve reflejado en la misión de los Burgess, quienes continuarán lanzando libros de bolsillo y atrayendo a una variedad de lectores con su espacio acogedor y sus libros increíbles.

“Los libros son mucho más que algo que pones en una pequeña computadora de mano. Puedes ponerlos en tu librero, mostrarlos a tus amigos, prestarlos, disfrutar el arte de las portadas, llevarlos contigo a una cafetería y que la gente sepa lo que estás leyendo. Mientras que, si estás en el teléfono, sólo eres otra persona con el teléfono pegado a la cara”, dice Burgess.

 

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