Para leer la primera parte de esta serie, por favor dirígete aquí.
Traducción de Yolanda Fauvet.
Me encontré con el maravilloso artista Enrique Chagoya cuando dio una conferencia en el Museo de Arte de San Antonio. Esta es una secuela del artículo “Los superhéroes y súper villanos de Enrique Chagoya” escrito para Glasstire en aquella ocasión (de ahora en adelante nos referiremos a ese texto como Chagoya I). Puedes remitirte a él para una perspectiva general del contexto de Chagoya y sus experiencias formativas, pues aquí nos echaremos un clavado a una discusión sobre más héroes y villanos.
No es de sorprender que Goya (1746-1824) sea el artista europeo favorito de Chagoya y José Guadalupe Posada (1852-1913) su artista mexicano favorito. Tanto Goya como Posada hacían grabados cáusticos y satíricos que estaban (y están todavía) entre los trabajos más influyentes de la historia del arte. Aquí Chagoya reúne a los dos maestros de la sátira, a pesar de que en vida no coincidieron.
En la imagen superior, lo que parece ser toros flotando surrealísticamente hace referencia a uno de los temas favoritos de Goya, quien realizó una serie entera dedicada a los toros titulada La tauromaquia. Sin embargo, los toros en este grabado devienen de un enigmático grabado que hizo Goya para su serie Proverbios, también conocida como los Disparates. Se refieren a ella en algunas ocasiones como Lluvia de toros. Chagoya ha fragmentado y redistribuido estos toros. Diane Manuel, quien apunta que Chagoya ve a Goya como “el primer artista moderno”, registró esta ocurrencia de Chagoya en Stanford Today en 1997: “Él [Goya] estaba explorando el inconsciente y tratando el imaginario de los sueños todo el tiempo”. Así es como los toros flotantes y fragmentados de Chagoya extienden el modernismo incipiente y el protosurrealismo de Goya y hacen de este último aún más moderno.Posada y Goya son acompañados por un personaje esquelético conocido como la Catrina. Ella es el personaje más retomado en el arte mexicano. Posada la inventó como una imagen de busto para un volante de Día de Muertos.
Como la imagen de los toros de Goya que Chagoya dibujó en Goya Meets Posada [Goya conoce a Posada], el grabado de Posada también fue publicado póstumamente. La figura completa de esta mujer esquelética después fue elaborada por Diego Rivera. Rivera la retrató en un mural grande repleto de retratos históricos llamado Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central (1946-47). Como es debido, Rivera también comparó con entusiasmo a Posada con Goya. Chagoya, en su entrevista con Paul Karlstrom en el 2001 para Archives of American Art se refiere a Posada como “casi un origen del modernismo mexicano”. Así que Chagoya se ha unido a los pioneros del modernismo en Europa y México a través de la agencia de la muerte, representada por la figura de la Catrina, quien hace la presentación. Ella está encantada de reunir a estos maestros, aun si, como anota Chagoya, es en mitad de una “tormenta de toros”.
En su mural de la Alameda, Rivera se retrata a sí mismo como un niño travieso que va tomado de la mano de la Catrina. Chagoya incluye un autorretrato gemelo en la esquina inferior derecha: “Quería estar presente como si fuera un niño, de ahí los patines”. Chagoya está usando una mascara nahua de caimán y el traje de una danza tradicional de Guerrero, un estado de México. Es una de las muchas máscaras de danzas tradicionales que ha coleccionado de este país. Mientras Chagoya se va patinando, es acompañado por la sombra de un espíritu a manera de imagen residual. “El razonamiento es el de un sueño” agrega Chagoya, “en otras palabras, no hay razonamiento”.
Sarah Kirk Hanley, en un texto para Art in Print en el 2013, declara que Chagoya es el “artista que ha demostrado con mayor efectividad la asombrosa relevancia de la sátira política de Goya en nuestro tiempo”. Agrega que Chagoya se ha apropiado y ha transformado más de 30 grabados de Goya desde 1983 “al alterar cada uno por medio de hábiles sustituciones que señalan nuestros propios males sociales”. Como Hanley observa, la “veneración” que siente Chagoya por el artista español es significativa: su manera concienzuda de emularlo le permite desplegar el poder absorbente de las composiciones de Goya. A menudo la apropiación funciona mejor cuando la menor cantidad de cambios son necesarios. Chagoya intenta reproducir las composiciones de Goya y sus marcas individuales tan cercanamente como es posible. Traza reproducciones de los grabados de Goya y transfiere los dibujos al revés en sus propias placas. Cuando Chagoya usa su estilete en una placa, tiene que hacer temblar su mano para emular las líneas de Goya, lo que lo lleva a concluir que a Goya le temblaba la mano. Le contó a Hanley que esta revelación fue “quizá mi comunicación más cercana con el fantasma de Goya”.Este fue el primer grabado que hizo Chagoya a partir de Goya. Era un estudiante en el Instituto de Arte de San Francisco (SFAI) y su clase con Robert Flynn Johnson le dio acceso a los grabados del artista español en la Achenbach Foundation for Graphic Arts (parte de la Fine Arts Museums of San Francisco albergada en el museo Legion of Honor). Este grabado también requirió el menor de los cambios: Chagoya simplemente sustituyó la cabeza del escriba con orejas de murciélago en el original de Goya por aquella del presidente Ronald Reagan. El vampiresco Reagan, con garras en lugar de dedos, está inmerso en su tarea mientras levanta la mano izquierda. Evidentemente al presidente le falla la memoria y está batallando por recordar algo que escribe en un gran libro. Las consecuencias son evidentes en el fondo; en ambos costados del murciélago, multitudes de personas están hundidas en la desesperación.
Los sellos que imprime Chagoya en sus grabados a partir de Goya son un comentario sardónico sobre los sellos aplicados a los grabados de Goya en la Biblioteca Nacional de España por la administración del General Francisco Franco, a cuyo régimen fascista seguramente Goya se hubiera opuesto. El sello dice: “Museo de Antigüedades Absurdas”. La imagen del sello de Chagoya también puede entenderse como un gesto de mofa: “cornudo” es uno de los significados peyorativos de esta mano cornuta (mano que hace cuernos). Finalmente, uno debe apreciar la casual economía y los dobles significados del título de Goya-Chagoya. Chagoya estaba profundamente enfadado por el apoyo que dio Reagan a los Contras en Nicaragua cuando hizo esta pintura. (Para una referencia exhaustiva de esta compleja operación, dirígete al proyecto Understanding the Iran-Contra Affair [Entendiendo el escándalo Irán-Contra]. También puedes remitirte a la discusión de Double Agent [Agente doble] en Chagoya I). Tal como le gusta a Chagoya señalar, “Contra” ya estaba presente en el título de Goya. Y, a la par, si aíslas “general” de la frase “el bien general”, puede leerse como una referencia sutil a un “general militar”.
Nose Job [Un “arreglito” en la nariz], una de las imágenes más poderosas de Chagoya, protagonizó la portada del catálogo When Paradise Arrived [Cuando llegó el paraíso], una retrospectiva ofrecida por el Alternative Museum en Nueva York en 1989. Chagoya retrata al presidente Reagan como Pinocho, un títere y mentiroso que, en la historia original de Carlo Collodi (originalmente publicada por entregas en 1881 y después como un libro en 1883), sufrió muchos tormentos a causa de su mal comportamiento. Las representaciones italianas de Pinocho, incluyendo títeres contemporáneos, toman como modelo la ilustración que acompañaba a la primera edición. En ella se ve un niño delgado con una nariz larga. Lleva una camisa larga y anticuada, cuello con volados y un sombrero alto y picudo pero muy sencillo.
El Reagan-Pinocho de Chagoya está basado en la película animada de Disney y no en los modelos italianos. Walt Disney rechazó los trabajos tempranos con el estilo italiano de sus animadores porque le pareció poco atractivo. El estudio Disney hizo pasar a Pinocho por un proceso de arianización al ponerle un sombrero de pluma tirolés, o bávaro, y ojos azules. Porta una gigantesca corbata de moño y una camisa de manga corta.Aún más dramática es la transformación al estilo Mickey Mouse que recibió. Sus proporciones, como los otros elementos de su vestimenta, son derivados de los de la estrella de la franquicia. Es de estatura baja y tiene una cabeza y ojos enormes, así como unas manos anormalmente grandes enfundadas en guantes blancos. Sus pantalones cortos rojos (en las versiones italianas usa pantalones verdes y una camisa roja) y los enormes zapatos infantiles también fueron tomados de Mickey. Ya que el Pinocho de Disney es un híbrido de Mickey Mouse, su uso en estos dibujos trae consigo la implicación de que Reagan es un presidente tipo “Mickey Mouse” en el sentido derogatorio del argot: bobo, estúpido, trivial, chapucero y por debajo del estándar.
El primer dibujo a gran escala de Chagoya, realizado en 1984, fue una imagen de Reagan como Mickey Mouse llamada Their Freedom of Expression. The Recovery of Their Economy [Su libertad de expresión. La recuperación de su economía] (ver Chagoya I). Como le dijo Chagoya a Diane Manuel en 1997: “Quería hacer la imagen de un político, pero no quería hacer un monstruo de aspecto malvado con los tradicionales dientes de tiburón. En lugar de eso preferí hacerlo con una apariencia inofensiva porque así es como los políticos siempre se representan a sí mismos ante la gente, siempre con la mejor cara. Y Ronald Reagan, para mí, era un personaje al estilo Mickey Mouse”.
En Nose Job, Reagan-Pinocho es tanto un títere (controlado por otros individuos que no vemos) como un titiritero (en su capacidad de comandante en jefe de la nación). La naturaleza titeresca de Reagan es enfatizada por los bordes descuadrados de sus miembros, que están tallados en madera. La pose forzada del gran títere confirma que está en el proceso de ser levantado del suelo por hilos escondidos. Como otros títeres, Reagan es incapaz de mantenerse de pie por sí solo. Su nariz telescópica expone su deshonestidad serial mientras se extiende hasta la porción superior de la superficie del papel. En un vano e infantil intento por esconder su obvia deshonestidad, Reagan ha pegado una fotografía a color de su nariz “normal” en la base de su larga y mentirosa nariz de Pinocho.
En la esquina inferior izquierda, un diminuto doppelgänger, al que le brotan unas enormes orejas de burro, trata de esconderlas sin cuidado con la fotografía a color de un oído humano, pero está al revés. Entonces, ¿quién es este hombre enmascarado? Uno podría asumir que se trata de Oliver North, el portavoz en el escándalo Irán-Contra, o el vicepresidente de Reagan, George H. W. Bush, quien fue director de la C.I.A. (1976-77), otra figura central en el escándalo Irán-Contra. Pero en realidad se trata de una segunda imagen de Reagan. Las orejas de burro se refieren a la transformación parcial de Pinocho en un burro. Los niños malos son transformados en burros en la Isla de los Juegos (quizá el equivalente para Reagan sería el Rancho Mirage), y después de eso son vendidos para trabajar como bestias. La implicación es que Reagan, a lo largo de su continuo mal comportamiento, ha perdido el derecho de pertenecer a la especie humana. Pinocho escapa de su bestial castigo al escapar de la isla. Reagan escapa de su castigo también, que debió ser la prisión, en gran parte a través de la negación y la retención y destrucción de evidencia.
Oliver North, después de haber destruido documentos originales y sustituirlos por falsificaciones, fue a juicio por su papel en la operación criminal Irán-Contra en febrero de 1989. En mayo le dieron una sentencia del tamaño de un tirón de orejas. A cinco oficiales administrativos que habían sido condenados por sus actuaciones en este escándalo (así como Caspar Weinberger, quien todavía no iba a juicio) les fue otorgado el indulto presidencial por el presidente H. W. Bush cuando su periodo estaba por terminar (bajo el consejo del fiscal general William P. Barr). El indulto a Weinberger previno que Bush mismo fuese enjuiciado y condenado. Chagoya recuerda que ese “arreglito” en la nariz fue “realizado después del escándalo Irán-Contra, cuando Reagan declaró que no recordaba nada del comportamiento criminal detrás del escándalo”. La administración Reagan estuvo dominada por el engaño, la obstrucción y la amnesia. La última fue en ocasiones real y en ocasiones fingida.
La memoria de Reagan solo empeoró. En una declaración de febrero de 1990 para el juicio de John Poindexter (el antiguo asesor de seguridad nacional de Reagan), el presidente Reagan alegó 88 veces que no podía recordar las respuestas a las preguntas. Fue incapaz de identificar al general John Vessey, el presidente de la Junta de Jefes del Estado Mayor durante tres años de su gobierno. Reagan también alegó que “nunca tuvo la menor idea” de que North había desviado fondos para los Contras. El viejo actor Reagan era, sin embargo, capaz de recitar el guión de su teoría dominó de la Guerra Fría, explicando que los soviéticos aspiraban a “tomar Europa del Este […] organizar a las hordas de Asia y […] moverse hacia Latinoamérica. Y una vez que tuvieran eso […] los Estados Unidos caerían como frutas pasadas de maduras en sus manos extendidas”.
Robert Parry, un reportero que sacó a la luz detalles importantes del escándalo Irán-Contra, señala que incluso varios demócratas y editores no querían saber la verdad. En un artículo que escribió para Consortium News en el 2011, dice que la conducta ilegal de Reagan probablemente comenzó antes de su elección: es probable que Reagan prometió suministrar armas a Irán para evitar que el presidente Carter lograra la liberación de los rehenes estadounidenses. Parry concluye que “la incapacidad para hacer responsables de manera significativa a los infractores de alto nivel en el escándalo Irán-Contra puede verse como un punto de inflexión clave en la historia moderna de Estados Unidos”. Acertadamente, es el origen de la expresión “posverdad”.
Chagoya hizo Tribute to Posada [Homenaje a Posada] para una exposición de Día de Muertos en 1989. Nos muestra una enorme figura esquelética y un diminuto autorretrato esquelético. Ambas figuras se vuelven más macabras con la superposición de una carita sonriente lineal representada en rojo brillante. Los ojos rojos imparten una cualidad diabólica a ambas calaveras. La manera en que la sonrisa roja lineal divide en dos los dientes que hacen muecas para marcar las mandíbulas superiores e inferiores de ambos personajes es especialmente desconcertante. Chagoya aporta otros dos detalles en rojo: una rosa roja para la mujer y una corbata roja para él.Chagoya cree que los grabados y litografías de Posada “encarnan el espíritu del pueblo mexicano de su tiempo”. Admira particularmente las imágenes de calaveras anuales hechas para el Día de Muertos, que él considera como las “más logradas y populares”. La influencia de Posada era inmensa tanto en Europa como en México; Chagoya agrega que “todavía vive hoy en día en varias artesanías y artes populares durante las celebraciones de Día de Muertos en México y ahora en Estados Unidos”.
El título del dibujo es una referencia al libro de Domingo Faustino Sarmiento, Facundo: Civilización y barbarie (1845), un texto fundamental que ha sido calificado como el libro latinoamericano más influyente jamás escrito. Sarmiento, quien luego se convertiría en presidente de Argentina, estableció una dicotomía en la que “civilización” se relaciona con Europa del Norte, América del Norte y las ciudades, mientras que la “barbarie” se relaciona con Latinoamérica, España y el campo. El dibujo de Chagoya es una exploración de esta dicotomía en un contexto contemporáneo. El artista lo describe como una respuesta a “varias masacres en El Salvador llevadas a cabo por la dictadura militar patrocinada por Estados Unidos a finales de los 80 y principios de los 90”. Estas incluyen: el secuestro, violación y asesinato de las monjas estadounidenses Maryknoll y un trabajador laico que las acompañaba; el asesinato del ahora santo, monseñor Óscar Romero, quien fue asesinado mientras daba misa; la masacre de El Mozote, en la que alrededor de 1 200 hombres, mujeres y niños fueron asesinados (algunos después de haber sido torturados y violados) por el batallón Atlácatl, que fue creado, entrenado, provisto y financiado por Estados Unidos.
El batallón había regresado recientemente de un entrenamiento contrainsurgente de tres meses en Estados Unidos. (Como menciona Noam Chomsky, muchas de las peores atrocidades que cometió el batallón se ejecutaron después de esas sesiones de entrenamiento.) El reportero Raymond Bonner escribió en The Atlantic en el 2018 que, a principios de la década de 1980, El Salvador recibió la tercera cantidad más alta de ayuda extranjera de Estados Unidos porque “para Reagan El Salvador fue el lugar para trazar la raya en la arena contra el comunismo”. Chomsky, en su libro What Uncle Sam Really Wants [Lo que realmente quiere el tío Sam] (1991), presenta un análisis sistémico: “la ayuda estadounidense ha tendido a fluir hacia los gobiernos latinoamericanos que torturan a sus ciudadanos”. El modelo de agroexportación preferido de Estados Unidos empobrece la población y, cuando la gente se ve obligada a resistir, Estados Unidos apoya a los regímenes brutales que utilizan la violencia y la tortura para aplastar la resistencia.
El dibujo Civilización y barbarie de Chagoya tiene lugar en un cuarto con una mesa cubierta de sangre. Hay dos figuras decapitadas. Las serpientes, que se extienden desde los torsos sin cabeza, son símbolos precolombinos de sangre que brota. En el lado izquierdo una mujer sin cabeza sostiene una cabeza sin ojos que se asemeja a una máscara mesoamericana. En el lado derecho un niño sostiene su propia cabeza cercenada. Esta horrible escena se inspiró en un evento real narrado en What Uncle Sam Really Wants, que Chagoya había leído poco antes de hacer este dibujo. El sacerdote católico Daniel Santiago “cuenta de una campesina que regresó a casa un día y encontró a sus tres hijos, su madre y su hermana sentados alrededor de la mesa, cada quien con su cabeza cercenada colocada minuciosamente sobre la mesa enfrente del cuerpo, las manos acomodadas encima ‘como si cada cuerpo estuviera acariciando su propia cabeza’ ”. Chomsky continua: “A los asesinos, de la Guardia Nacional de El Salvador, se les había hecho difícil mantener la cabeza de un bebé de 18 meses en su lugar, así que le fijaron las manos con clavos. Un tazón de plástico grande lleno de sangre fue colocado elegantemente como centro de mesa”.
El machete, en la parte superior derecha, es un arma para decapitar. Las fuerzas de seguridad a menudo los usaban para asesinar a machetazos a personas. Una bota tenebrosa con una pierna camuflada alude a los torturadores, escuadrones de la muerte entrenados y apoyados por Estados Unidos. Chomsky destaca las prácticas sádicas de las tropas salvadoreñas: obligaban a los padres a mirar mientras arrastraban a sus hijos sobre alambres de púas hasta que la carne se desgarraba de los huesos, manchaban el paisaje con cabezas decapitadas montadas en picas, rellenaban cabezas de hombres con sus propios genitales y después de que violaban a las mujeres extraían sus vientres y los exhibían sobre sus rostros.
El Pato Donald hace una entrada sorpresa en Civilización y barbarie como una figura salvadora, corrupta y comercializada, que camina milagrosamente sobre un mar de sangre (o al menos una mesa) en lugar de un mar de agua. En vez de dejar huellas ensangrentadas, sus patas palmeadas eliminan la evidencia de sangre. Si camina lo suficiente, tal vez pueda borrar todos los rastros de sangre. Las apariencias suelen engañar, por lo que este pato podría ser igual de peligroso y mortal que cualquier villano con botas militares. La presencia del Pato Donald sugiere el gran poder de las fuerzas que sin ella serían invisibles: los políticos, diplomáticos, “entrenadores” y empresarios estadounidenses que implementan y se benefician de las políticas que resultan en las masacres en Latinoamérica. Los puntos rojos están inspirados en John Baldessari, quien ha usado puntos para obliterar cabezas en fotografías. Aquí se podrían interpretar como agujeros de bala; pues, como Chagoya le explica a Diane Manuel, “a veces ni siquiera sé qué significan [mis pinturas] […] Mis obras tienen mucho que ver con los opuestos, y su interacción produce un tercer elemento, una síntesis, que ocurre en la mente del espectador. Combino imágenes y sus interacciones crean un imaginario que adquiere su propio sentido, como un sueño, o quizás una pesadilla”.
Chagoya estaba muy interesado en la política salvadoreña y cuenta: “en ese entonces estaba interactuando con comités locales de solidaridad con Centroamérica y también me reunía con algunos artistas salvadoreños que vivían en San Francisco. Fui a El Salvador durante las primeras elecciones democráticas como un observador independiente del proceso electoral. El gran espíritu de esos tiempos y las esperanzas de la gente de ahí me impresionaron porque había grandes esperanzas para la democracia (lamentablemente, ahora sabemos qué pasó)”.
Chagoya dice que este dibujo, inspirado en la película animada de Disney Blanca Nieves y los siete enanos (1937), está “abierto a múltiples interpretaciones”. Añade que “los nombres de los personajes en la película de Disney podrían coincidir con las personalidades de los funcionarios retratados de la administración Bush”, y desafía al espectador a que básicamente les ponga las colas a los burros (o elefantes, según sea el caso). Yo acepto el desafío ahora.No se requiere ningún trabajo de investigación para ver que el presidente George W. Bush es Tontín. George Tenet, el director de la CIA culpado por los atentados del 11 de septiembre del 2001 y otras fallas de inteligencia, es Dormilón (en el extremo derecho). Paul Wolfowitz, el vicesecretario de Defensa, está a la izquierda de Dormilón. Irónicamente, la asesora de Seguridad Nacional del 2001 al 2005 y la secretaria de Estado del 2005 al 2009, Condoleezza Rice, quien es una mujer negra, tiene que ser Blanca Nieves, la “más hermosa de la tierra” (por lo que su madrastra, la Reina, quería que la mataran). Blanca Nieves parece más gruñona que todos los demás, con la posible excepción del vicepresidente Dick Cheney (justo debajo de Bush), quien tiene que ser el enano más Gruñón de la comarca.
Sabio es el líder de los enanitos, por lo que Cheney debería de ser Sabio, ya que él era básicamente el presidente real. Por supuesto, el secretario de Estado del 2001 al 2005, Colin Powell (al extremo izquierdo), desempeñó un papel clave para llevar a Estados Unidos (y su coalición) a la guerra con Irak bajo pretextos (las armas de destrucción masiva), lo que podría servir como una justificación para nombrarlo Sabio. Aunque, en su infame discurso del Consejo de Seguridad de la ONU en el 2003, Powell atribuyó sus tergiversaciones a “grandes” fallas de inteligencia, más tarde Jon Schwarz señala en un artículo para The Intercept en el 2018 que el personal de inteligencia del Departamento de Estado (INR) contradijo una de sus declaraciones y juzgó que otras que había hecho eran “flojas”, “no creíbles” o “altamente cuestionables”; y aun así Powell no pudo ser disuadido de dar su poco fiable declaración.
El fiscal general John Ashcroft está al lado de Powell. Luego, el enano que porta armas es obviamente Donald Rumsfeld, el secretario de Defensa de Bush del 2001 al 2005, aunque quién sabe cuál podría ser su nombre de enano. ¿Dwarf Vader, quizás? Osama bin Laden, el fundador de Al Qaeda, la organización terrorista responsable por los atentados del 11 de septiembre y otros ataques contra Estados Unidos, es la Reina Malvada en su disfraz de bruja. Esto lo hace un travesti barbudo, y parece estar bastante contento al respecto (o tal vez es la felicidad que siente al pensar en el caos que siembra).
Bush es el único que parece tan feliz como Bin Laden, pero de un modo estúpido, al estilo despreocupado de Alfred E. Neuman de “¿qué, yo preocupado?” Los atentados del 11 de septiembre no pudieron desanimarlo a él. La humillación que resultó de los atentados de Nueva York le dio a Bush el pretexto para la guerra desacertada contra Irak, permitiéndole humillar al líder Sadam Huseín, quien se había mantenido desafiante incluso después de que el padre de George W. Bush lo había derrotado. En Al Jazeera en el 2019, Ahsan I. Butt escribe que lo ve como un ejemplo de la acuñada “doctrina Ledeen”, que declara burlonamente que Estados Unidos tiene la política de pulverizar periódicamente a otro país puramente para un “efecto demostrativo” que “reafirma su posición como una hegemonía inalterable”.
Volviendo al dibujo de Chagoya, vemos que Bin Laden muestra la manzana envenenada que inducirá a Blanca Nieves a un “sueño de muerte”, hasta que un príncipe errante la resucita con el “primer beso de amor”. Ese príncipe azul, ya visible en el fondo, es Tony Blair, el primer ministro del Reino Unido que se volvió el aliado principal en la coalición de Bush y que también fue subsecuentemente considerado culpable de tergiversar la “amenaza” que representaba Irak. Un castillo de cuento de hadas brilla en la distancia, pero es un armazón ilusorio, fabricado con la sangre en la que están parados los enanos. El mito de Camelot ya no es sostenible: la sangre de innumerables personas se ha derramado en la guerra de Irak y sus secuelas, supuestamente para hacer el mundo seguro al apoderarse de las fantasmales armas de destrucción masiva. En el 2018 Salon estimó un total de 2.4 millones de víctimas mortales y la cifra sigue creciendo.
Como señala Schwarz, la lealtad de Powell a Bush se extendió hasta estar dispuesto a engañar al mundo: las Naciones Unidas, los estadounidenses y las tropas de la coalición a punto de ser enviadas a matar y morir en Irak”. El consultor de salud pública César Chelala escribió en Common Dreams en el 2018 que la guerra de Irak no sólo “por poco destruyó” a Irak, sino que también “desestabilizó toda la región al intensificar los conflictos internos y religiosos y dio lugar a nuevos grupos violentos”, como el Estado Islámico de Irak y el Levante (conocido en inglés como ISIS). Chelala concluye que “nada aliviará las salvajes heridas de esta guerra sin sentido”. Al contrario de los luminosos cuentos de hadas de los hermanos Grimm, Chagoya nos retrata un sombrío cuento de hadas de la cruda realidad.
La tercera entrega de esta serie, “Chagoya III: Aún más héroes y villanos”, empezará donde lo hemos dejado, con Osama bin Laden, George W. Bush y los miembros de su gabinete.
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Ruben C. Cordova es un historiador de arte y curador. Su próximo proyecto curatorial, “El Día de Muertos en el Arte”, se inaugura en el Centro de Artes (el antiguo Museo Alameda) en San Antonio el 24 de octubre del 2019. Contará con un grabado de Chagoya, además de grabados originales de José Guadalupe Posada (entre ellos, “La Catrina”) y de sus contemporáneos. La mayoría de los artistas de esta exposición fueron profundamente influenciados por Posada y dos de ellos, Artemio Rodríguez y Carlos Cortez, escribieron libros sobre el célebre grabador.
*Todas las citas fueron traducidas al español por la traductora para este artículo.