Los superhéroes y súper villanos de Enrique Chagoya

by Ruben C. Cordova July 29, 2020

Enrique Chagoya con dos versiones del dibujo “Their Freedom of Expression. The Recovery of Their Economy” [Su libertad de expresión. La recuperación de su economía], 1984, carboncillo y pasteles sobre papel, 203.2 x 203.2 cm. Cuando un inmigrante salvadoreño que odiaba al presidente Reagan dañó el original (lado derecho), ubicado en el Mission Cultural Center for Latino Arts en San Francisco, Chagoya creó la segunda versión del dibujo (lado izquierdo), que ahora se encuentra en la colección del Museo de Arte de San José (SJMA) en California.

Editor’s note: This article was published in English on Glasstire on August 19, 2019. Find that here

Éste es el primero de una serie de tres artículos. Para leer la segunda parte, por favor dirígete aquí.

Traducción de Yolanda Fauvet.

Enrique Chagoya es un destacado dibujante y grabador, además de ser un académico obsesivo y un maestro del bricolaje, atributos visibles en la manera en que incorpora imágenes inspiradas en los códices prehispánicos de Mesoamérica en sus obras. Es un promiscuo mezclador de culturas y demoledor de las jerarquías artísticas, al igual que un satírico brillante y políticamente cáustico. Nuestros caminos se cruzaron varias veces en la bahía de San Francisco durante los años 80 y 90, y recientemente tuvimos la oportunidad de ponernos al corriente cuando dio una conferencia en el Museo de Arte de San Antonio (SAMA) en relación con la exposición Men of Steel, Women of Wonder [Hombres de acero, mujeres de maravilla], que se presentará hasta el 1° de septiembre. Este artículo examina su primer dibujo satírico-político hecho a gran escala (imagen superior), tres obras que incorporan imágenes de Superman, un cuadro político reciente y las reflexiones del artista sobre la era de Trump. 

Chagoya nació y creció en la Ciudad de México, donde aprendió a dibujar gracias a su padre, quien trabajaba en el Banco de México. La oficina de su padre albergaba un verdadero museo de dinero falsificado que mostraba las placas de impresión al lado de los billetes falsos. Esto le proporcionó al futuro artista, entonces de diez años, su primer conocimiento de los conceptos de falsificación y apropiación artística. “Esto me dejó sin aliento,” recuerda Chagoya. 

El 10 de junio de 1971, Chagoya, que en aquel entonces era un estudiante de la preparatoria, tuvo una de las experiencias políticas más formativas de su vida cuando participó en un movimiento estudiantil que exigía la reforma educativa, la libertad política y los derechos democráticos y sindicales. Fue la primera manifestación grande en la Ciudad de México después de la Masacre de Tlatelolco del 68, cuando las fuerzas gubernamentales mexicanas mataron a cientos de estudiantes pacíficos. La manifestación del 71, ahora conocida como la Masacre de Corpus Cristi, resultó en la matanza de aproximadamente 120 manifestantes cuando la policía bloqueó el paso de la marcha. Los miembros del grupo paramilitar llamado Los Halcones, algunos de ellos formados en la CIA, servían como espías y agitadores en las instalaciones universitarias y agredieron a los manifestantes, golpeándoles con varas de bambú. Luego les dispararon con pistolas y rifles y los persiguieron armados con navajas atadas a palos.

Un Halcón, con su palo-navaja en mano, iba sólo unos pasos detrás de Chagoya cuando el joven artista saltó como felino sobre una reja de metal que cerraba en ese momento. Detrás de la reja, en una bodega pequeña, fue donde Chagoya encontró asilo de su perseguidor. “Fue una de las experiencias más aterradoras de mi vida”, recuerda el artista. “Me siento afortunado de estar vivo después de lo que pasó”. Haberse escapado por un pelo le mostró a Chagoya “lo peligroso que puede ser tener una mente crítica y lo letal que puede ser ejercer las libertades de manifestación y de expresión, derechos otorgados por la Constitución mexicana”. Los Halcones incluso persiguieron a los sobrevivientes heridos hasta el Hospital General Dr. Rubén Leñero, donde los asesinaron en sus camas. Chagoya recuerda que hubo varios casos de “desaparecidos”: nadie volvió a ver o a saber de esos estudiantes jamás. En el 2018, la masacre del 71 fue representada en el largometraje Roma de Alfonso Cuarón.

Chagoya estudió Economía Política en la Universidad Nacional Autónoma de México (1973-75), cuya facultad contaba con varios académicos ilustres, entre los cuales se encontraban refugiados de otros países latinoamericanos. Chagoya también dibujaba caricaturas políticas para los boletines sindicales. Antes de terminar su carrera, tomó un puesto en Veracruz en un programa de desarrollo rural dirigido por el Instituto Nacional de Capacitación Agraria (INCA). Chagoya también trabajó un tiempo como organizador de obreros agrícolas del valle del Río Bravo en Texas en 1978. Luego se mudó a Estados Unidos cuando su primera esposa, una estadounidense que vivía en México, tuvo que volver a su país natal por cuestiones médicas en 1979. “No emigré”, explica el artista, “fui importado”. 

Chagoya trabajó como ilustrador y diseñador gráfico en la bahía de San Francisco. Su desilusión con los programas de Economía en los institutos educativos locales lo llevó a seguir una vocación artística. Obtuvo la licenciatura en Bellas Artes del Instituto de Arte de San Francisco (SFAI) en 1984 y realizó la maestría en Bellas Artes en la Universidad de California en Berkeley en 1987. Tuvo la gratificante experiencia de ser el director artístico de la Galería de la Raza en San Francisco de 1987 a 1990. La Galería de la Raza, un centro para las culturas chicana y latina, fue una de las organizaciones sin fines de lucro más importantes en todo el país. En 1990 Chagoya inició su trayectoria como profesor y actualmente es profesor de tiempo completo en la facultad de “Estudios e Historia de las Artes” en la Universidad de Stanford.

En 1984 Chagoya se unió a más de mil artistas y activistas en la campaña cultural llamada “Artists Call Against U.S. Intervention in Central America” [Convocatoria de artistas en contra de la intervención estadounidense en Centroamérica], que presentó exposiciones, mesas redondas y otras actividades pacíficas en la ciudad de Nueva York. Como se puede apreciar en la declaración general, inmortalizada en el póster del artista Claes Oldenburg, el tema principal fue el 52 aniversario de la masacre del 22 de enero de 1932 en El Salvador, un evento histórico que “marcó el comienzo de la destrucción sistemática de la cultura salvadoreña”. Otro pasaje clave de la declaración general manifiesta: “Si somos testigos silenciosos de la destrucción de otras culturas, abandonamos nuestro derecho a crear cultura”. Chagoya utilizó los materiales más baratos posibles para crear el dibujo a gran escala titulado Their Freedom of Expression. The Recovery of Their Economy [Su libertad de expresión. La recuperación de su economía], que inicialmente había considerado como “un trabajo político y no una obra de arte”. Chagoya había hecho arte abstracto en México, y su uso del rojo y el negro refleja la persistente influencia del constructivismo ruso.

Enrique Chagoya, Their Freedom of Expression. The Recovery of Their Economy, 1984,

Enrique Chagoya, “Their Freedom of Expression. The Recovery of Their Economy” [Su libertad de expresión. La recuperación de su economía], 1984, carboncillo y pasteles sobre papel, 203.2 x 203.2 cm, colección del Museo de Arte de San José (SJMA) en California.

En este dibujo, Chagoya trasplanta la cara marchita del presidente Ronald Reagan sobre el cuerpo de un enorme Mickey Mouse. (Su rostro, con los rasgos de una momia, bien podría ser una referencia a la imagen del anciano John D. Rockefeller pintada por Diego Rivera). De manera similar, Chagoya pega el rostro de Henry S. Kissinger sobre una réplica diminuta de la misma imagen de Mickey. Los dos Mickeys son grafiteros que pintan consignas políticas con cubetas de sangre. Reagan pinta la consigna hipócrita: “Ruskies1 and Cubans out of Central Ame…” [Rusos y cubanos, fuera de Centroamé…]. Desde 1898 Estados Unidos ha estado involucrado en 41 cambios de régimen en Latinoamérica.

El pequeño Kissinger añade la línea: “By the way, keep art out of politi…” [“Por cierto, fuera el arte de la políti…”]. El medio usado para escribir este mensaje es literalmente la sangre roja de las víctimas de “intervenciones extranjeras”. En vez de moler pigmentos, Reagan y Kissinger muelen cadáveres. Un pie se desangra en la cubeta de Reagan, y de la cubeta de Kissinger sale un dedo grande. El último podría ser una referencia al músico Víctor Jara, uno de los miles de chilenos que fueron torturados y asesinados después del golpe de Estado en Chile de 1973. Esta acción militar fue parcialmente tramada por Kissinger, el secretario de Estado del presidente Richard M. Nixon durante 1973-1974. Según se informa, las manos de Jara fueron amputadas; aunque, evidentemente, sus torturadores simplemente las machacaron y lo hicieron tocar su guitarra, burlándose de él, antes de asesinarlo con 44 tiros. De cualquier modo, el dedo es un detalle aterrador, vuelto aún más espantoso por la manera en que se arrastra en un intento por escapar de la cubeta de sangre.

Como se menciona en su biografía del sitio web de Stanford, Chagoya “usa los íconos de la cultura pop más conocidos para crear puntos de entrada aparentemente afables para entablar discusiones sobre temas complejos”. Estos personajes, que aparentan ser inofensivos, se encargan de examinar críticamente el colonialismo y “la opresión que sigue plagando la política exterior contemporánea de Estados Unidos”. Kissinger tiene más sangre en las manos que todo Washington D.C. y ningún funcionario de alto cargo ha tenido las manos ensangrentadas por más tiempo que él. También fue consejero del presidente Lyndon B. Johnson y, en la víspera de las elecciones presidenciales de 1968, le avisó en secreto a Nixon que Johnson trataba de terminar la guerra de Vietnam. Nixon ganó las elecciones debido a que Kissinger perturbó el plan de paz de Johnson. Asimismo, los financieros de Nueva York fueron informados de los esfuerzos de Nixon por sabotear el proceso de paz para que pudieran beneficiarse económicamente de la información privilegiada.

A partir de esta traición horrenda, hasta un millón de vietnamitas y camboyanos y más de 20 000 soldados estadounidenses morirían antes de que la guerra llegara a su fin.

Kissinger fue consejero del presidente John F. Kennedy antes que aconsejara a Johnson y a Nixon. También fue el consejero de seguridad nacional de 1969 a 1975 y, después de la dimisión de Nixon, permaneció en el puesto de secretario de Estado durante la presidencia de Gerald S. Ford. En 1984 Kissinger presidió la comisión de Centroamérica formada por el presidente Reagan, la cual servía para encubrir la política controversial estadounidense con respecto a Nicaragua y El Salvador. Más recientemente, Kissinger ha intentado aconsejar al presidente Donald S. Trump. 

El título de este dibujo satírico-político, Their Freedom of Expression. The Recovery of Their Economy, se refiere a los planes para imponer las teorías de Milton Friedman del “mercado libre” en Centroamérica (y en el resto del mundo) como parte de la cruzada de la Guerra Fría de Reagan, que rechazó la distensión de las administraciones de Nixon y de Ford. Los esfuerzos para construir sociedades equitativas, como las de Chile y Nicaragua, fueron mal representados como intrigas que amenazaban directamente a la nación estadounidense.

Reagan y Kissinger aparentan ser malos estudiantes que, en un intento de disciplinarlos, recibieron el castigo de escribir frases en el pizarrón. Parece que escribieron sus primeros borradores vacilantes en negro antes de investirlos de sangre. La letra de Kissinger, en particular, es torpe, como de un niño, llena de tachas. Reagan nunca fue muy inteligente para empezar, y la periodista de televisión Lesley Stahl, que trabajaba para el noticiero CBS, recuerda que el presidente era tan “arrugado como una naranja china” y sufría de lagunas mentales en 1986. Al retratar a Kissinger tan chiquito e inepto en comparación con el senil presidente, Chagoya le quita la máscara y lo expone como el bufón desventurado que es. Pero todo el ingenio del artista sería en balde sin su maestría formal, su manejo de las líneas incisivas, los patrones extremos de luz y oscuridad, el equilibrio y la composición de las formas y la expresividad de los bordes dentados y sus inquietos dibujos subyacentes.

Their Freedom of Expression. The Recovery of Their Economy fue bien recibido y apareció en revistas destacadas como Artforum. También tuvo un impacto significativo en la obra futura del artista. Aunque tenía planeado crear sólo un dibujo de este estilo, Chagoya descubrió que el formato de 203.2 x 203.2 cm, en combinación con el uso dramático del rojo y el negro, era muy práctico y funcionaba muy bien como una “tira cómica editorial” gigante. Vi sus dibujos de este estilo por primera vez en su exposición de la maestría en el Museo de Arte de UC Berkeley en 1987, y sigue siendo un gran placer verlos. En ese entonces, Chagoya mencionó que estos dibujos eran profundamente personales y que no habría sabido qué hacer si alguien hubiera querido comprar uno. Resultó que se vendieron rápidamente, y me sentí afortunado de haber podido obtener su dibujo Double Agent [Agente doble] (1989) en préstamo para una exposición retrospectiva de Latinoamérica que curé para el Museo Mexicano de San Francisco en 1997.

Enrique Chagoya, Double Agent, 1989

Enrique Chagoya, “Double Agent” [Agente doble], 1989, carboncillo y pasteles sobre papel, 203.2 x 203.2 cm, colección del artista.

En Double Agent, el presidente George H. W. Bush cumple una doble función: vuela como si fuera Superman (aunque, en vez de la súper S, el emblema en su pecho es una cara sonriente, conforme a su jocosa imagen pública), mientras que su segunda cabeza descomunal vuela en el cuerpo de un Superperro Sonriente encapotado.

Enrique Chagoya, Double Agent, detail.

Enrique Chagoya, detalle de “Double Agent” [Agente doble]. Noten las patas sangrientas del Superperro Bush y las huellas rojas que evocan la sangre.

La cabezota del perro gira casi 180 grados para regresarle la sonrisa a su gemelo con aprobación mientras que la visión de rayos X de Bushman Sonriente revela la parafernalia de drogas, una referencia al papel de la CIA en el tráfico de cocaína para el beneficio de los Contras de Nicaragua. Al mismo tiempo, su súper aliento revela miembros humanos cercenados. Aunque estas figuras evocan a los milagritos de hojalata que devotos católicos cuelgan de los santos, los huesos expuestos y el color sangriento son indicaciones de que estos miembros mutilados son reales. Implícitamente, los súper poderes de Bush crean estos crímenes “milagrosos” sin usar las manos: como si surgieran por la voluntad propia de una criatura “divina” que sabe muy bien cómo no ensuciárselas. Chagoya da mucha importancia a las marcas distintivas de sus propias manos, los rastros de su proceso creativo. Pero estas marcas también pueden ser vistas como las huellas de los crímenes contra la humanidad, de las manchas que Bush ha dejado estampadas en la historia sobre el mundo mismo y la gente que lo habita. 

A pesar de que Bush fue enterrado recientemente con efusivos elogios, el periodista Arun Gupta destaca sus varias fechorías: “Como director de la CIA a mediados de los años 70 y como vicepresidente de Ronald Reagan, Bush ayudó a forjar un mundo de hombres que gobiernan con la fuerza, un mundo de guerras, de carteles y de refugiados que todavía existe hoy en día”. El escándalo Irán-Contra fue la combinación de un intento de cambio de régimen en Nicaragua, el tráfico de drogas, el intercambio de armas por rehenes con Irán y las prácticas bancarias corruptas. Pero, como señala Gupta, eso sólo es la punta del iceberg criminal de Bush, quien “consentía a los dictadores y escuadrones de la muerte, debilitaba las instituciones democráticas” y “creó las condiciones que provocaron el ascenso al poder de Donald Trump”.

Enrique Chagoya, Uprising of the Spirit, 1994

Enrique Chagoya, “Uprising of the Spirit” [Levantamiento del espíritu], 1994, pintura acrílica y óleo miscible al agua sobre papel amate hecho a mano, 121.92 x 182.88 cm, colección del Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (LACMA). (Nota de la Traductora. Existe otra traducción al español del mismo título: “Elevación del espíritu”. Sin embargo, prefiero usar “Levantamiento del espíritu” para mantener el sentido de la palabra “uprising” en el título original, que, además de referirse al acto de elevar, también hace referencia a una rebelión o un movimiento que se opone a alguna autoridad.)

La pintura Uprising of the Spirit [Levantamiento del espíritu] muestra un grabado que representa las atrocidades hechas contra la gente indígena en el Caribe realizado por Theodor de Bry, autor de una serie de ilustraciones para Fray Bartolomé de las Casas. Seres humanos vivos son incinerados dentro de una cabaña en llamas y un hombre coronado cuelga de un árbol mientras que jinetes con lanzas persiguen a los nativos que intentan escapar. Superman sale volando del grabado con los brazos y piernas extendidos como si estuviera convocando todos sus poderes. Los rayos amarillos indican que está localizando a su enemigo. Superman, que usualmente es planteado como el defensor del American way, o estilo de vida estadounidense, implícitamente es el aliado anacrónico o el sucesor de los colonialistas descarados. 

Esta paradoja le da un giro irónico al título. Superman se enfrenta cara a cara con el mismísimo Nezahualcóyotl, nombrado el rey poeta de Texcoco. Vestido en ropas finas emplumadas, con un bezote de oro, un traje de algodón tejido y un garrote con filos de obsidiana en mano, se prepara para golpear al hombre de acero. Nezahualcóyotl fue un filósofo, un eminente poeta, un talentoso ingeniero, el compilador de una gran biblioteca y un líder estricto que hacía cumplir las leyes y que, según un descendiente, prohibía el sacrificio humano. En pocas palabras, fue el equivalente azteca de un erudito y es apropiadamente el héroe nahua de Chagoya. Su imagen europeizada fue copiada del Códice Ixtlilxóchitl, que fue elaborado en papel europeo durante el periodo posterior a la Conquista. Chagoya reinstauró al rey guerrero sobre papel amate tradicional (elaborado de corteza de árbol hervida y aplanada a golpes) y al mismo tiempo conservó el sello de un coleccionista francés, estampado al lado derecho de Nezahualcóyotl. La litografía rusa constructivista, Beat the Whites with the Red Wedge [Golpea a los blancos con la cuña roja] (1919) del artista vanguardista El Lissitzky, se encuentra detrás de Nezahualcóyotl. Su título, originalmente una referencia a los ejércitos Rojos y Blancos de la Revolución rusa, toma un nuevo significado en este contexto. Esta litografía europea es sin duda una fuente de poder para Nezahualcóyotl. Cada lado está acompañado de una fuente de poder del siglo XVI y otra de los inicios del siglo XX en el momento en que el opresor colonial (Superman) se enfrenta al rey poeta indígena.

Enrique Chagoya with Crossing 1, 1994

Enrique Chagoya con “Crossing I” [Cruce I], 1994, pintura acrílica y óleo miscible al agua sobre papel amate hecho a mano, 121.92 x 182.88 cm, colección de Julia L. Lanigan. Foto de Ruben C. Cordova.

La obra Crossing I [Cruce I], también pintada sobre papel amate, vuelve a contraponer Superman ante otra figura derivada del Códice Ixtlilxóchitl. Aunque, en este caso, el alter ego de Superman es literalmente un peregrino colonizador, un disfraz aún más sexualmente repelente que los lentes de Clark Kent. Se quita el enorme sombrero negro con hebilla y abre su atuendo sombrío para revelar el súper traje que lleva ceñido al cuerpo. Convenientemente, los colores predominantes en la obra hacen eco del esquema de colores preferido del constructivismo ruso, eco reforzado por la barra roja y la barra negra. Estos colores también eran dominantes en los códices mexicas, y los libros en sí se conocían coloquialmente por el nombre in tlilli in tlapalli, “el rojo, el negro”. En Crossing I, el Superman peregrino pelea en contra de la imagen europeizada de Tláloc, el dios mexica de la lluvia, que se encuentra parado en su torre piramidal mientras porta un relámpago en la mano.

Enrique Chagoya, Crossing 1, detail of flying saucer

Enrique Chagoya, detalle del platillo volador, “Crossing I” [Cruce I], 1994. Foto de Ruben C. Cordova.

Un pequeño platillo volador rojo y negro flota en el aire detrás de Tláloc. Transporta a Mictlantecuhtli, el dios del inframundo, y a Quetzalcóatl en su manifestación del dios del viento, Ehécatl, como aparecen en el Códice Borgia, que probablemente sea un manuscrito prehispánico. Irónicamente, Chagoya dibuja a las personas indígenas como si fueran invasores “alienígenas” y a Superman como si fuera el defensor de la patria. (Este fenómeno paradójico es bien conocido en Texas: sólo miren la manera en que los recién llegados a la zona son reconocidos por la posteridad como los “defensores de El Álamo”). Superman dirige amenazas a los supuestos invasores: “No sé de qué agujero saliste reptando o de dónde viniste, pero ¡te voy a enviar de vuelta!” Es escalofriante lo similar que esta bufonada suena a las amenazas dirigidas a las personas de color en Estados Unidos, incluso podría haber sido una frase tomada de los encabezados de ayer.

Enrique Chagoya, Crossing 1, detail of Superman’s head and speech bubbles.

Enrique Chagoya, detalle de la cabeza de Superman y sus globos de diálogo, “Crossing I” [Cruce I], 1994. Foto de Ruben C. Cordova.

Crossing I forma parte de la exposición Men of Steel, Women of Wonder. Al leer el catálogo de exposición, tuve la impresión de que Chagoya había inventado el diálogo de Superman, pero el artista me aseguró que lo había tomada textualmente. Encontré la cita en el capítulo #75: Death of Superman [#75: La muerte de Superman] (volumen 2, noviembre de 1992), cuando Superman amenaza al monstruo Doomsday. En una batalla épica, Superman mata a Doomsday, pero sucumbe a sus heridas y muere en los brazos de Lois Lane (aunque los dos guerreros son resucitados en las siguientes entregas). Por lo tanto, podemos esperar un encuentro mutuamente fatal entre Superman y Tláloc. En el ensayo del catálogo escrito por Adrianna Campbell, Chagoya nos ofrece una narrativa explicativa: “Estos dos personajes se convierten en representantes simbólicos de la colisión entre los primeros colonizadores europeos y los nativos americanos. Espero que la gente vea la paradoja en el hecho de que los primeros ‘alienígenas ilegales’ en llegar a América del Norte fueron los conquistadores españoles y los peregrinos, que no tenían ningún pasaporte y que estaban actuando en contra de la ley de la tierra establecida por cientos de naciones indígenas. En este sentido, los inmigrantes no documentados contemporáneos no son tan diferentes a los primeros que llegaron (con cualidades buenas y malas). No deberíamos deshumanizarlos.”

A un nivel puramente formal, un aspecto fascinante de la pintura Crossing I es la manera en que Chagoya la convierte en un palimpsesto, una técnica vista en los códices europeos y mesoamericanos, en los que las huellas de otras escrituras anteriores se conservaban sobre las superficies de los manuscritos antiguos. Inicialmente, el artista había retratado la imagen de Tláloc demasiado grande (pues su relámpago es casi el mismo tamaño que Superman). En vez de ocultar esta imagen abandonada, permite que exista con las otras huellas pictóricas fantasmales. Curiosamente, Chagoya también medio despintó las palabras de Superman, un gesto paradójico que obliga al espectador a preguntarse exactamente lo que es o no es significativo o intencional en esta pintura. Los lentes falsos y ñoños de Clark Kent recibieron el mismo tratamiento fantasmal. Sin embargo, todavía tenemos la sensación desestabilizadora de que algo vital queda fuera de nuestro alcance visual: se debe a que Chagoya había pintado otra imagen del otro lado del cuadro, que casi se distingue a través del papel translúcido. Dados los grandes puntos rojos en la parte superior, es probable que el cuadro se haya basado en el Códice Borgia. Chagoya disfruta combinando los sistemas del lenguaje visual de los cómics y los códices. Comenta que, a pesar de que los códices precolombinos no sean fonéticos, de cualquier forma son “muy precisos”, como las transcripciones musicales occidentales, la señalización de las pistas de aeropuertos, algunas señales de tránsito, etcétera. 

Mientras que Chagoya creció con Superman y Mickey Mouse como parte de su capital cultural, tuvo que estudiar los códices y las culturas mesoamericanas. Ahora utiliza estas diversas imágenes en beneficio de la antropología reversa, que desafía la relación normativa del colonizador hacia el colonizado. Cita con orgullo el ejemplo del Border Art Workshop/Taller de Arte Fronterizo (BAW/TAF), que produjo sardónicas películas en las que los aztecas conquistaban a Europa. La práctica artística de Chagoya implica el uso de imágenes y materiales indígenas, como el papel amate, junto con la canibalización-apropiación de imágenes occidentales, a menudo poniendo de cabeza las significaciones convencionales: “Superman no es un héroe… Mickey Mouse es un símbolo del colonialismo”.

De Nixon a Reagan a Bush 1 a Bush 2 y ahora a Trump, los retratos de Chagoya forman una considerable galería presidencial de corruptos. Por lo tanto, contemplar sus reflexiones verbales sobre la era de Trump sería lo más apropiado: “Donald Trump y el Partido Republicano figuran la amenaza más grande para el planeta (ni hablar de nuestra seguridad nacional). El mundo es menos seguro que hace tres años en cuanto a la aniquilación nuclear; la contaminación y la aceleración de los efectos del cambio climático; las emergentes alianzas entre las dictaduras (y el apoyo de su administración, que sirve como un modelo a seguir); la extrema polarización política; el terrorismo de los supremacistas blancos, tanto nacional como extranjero; la colusión con los oligarcas financieros que aumenta la corrupción; la ruina de las instituciones occidentales históricamente establecidas…”. Sin embargo, Chagoya se siente alentado por el apoyo mutuo y la cooperación entre las comunidades judías y musulmanas después de que fueron atacadas en Estados Unidos. También señala a los subibajas instalados en el muro fronterizo por el profesor Ronald Rael, que son utilizados por niños en ambos lados de la frontera al mismo tiempo, sobre los cuales Chagoya dice que “lo llenan de esperanza”.

Enrique Chagoya, Bathroom Painting, 2018

Enrique Chagoya, “Bathroom Painting” [Cuadro del baño], 2018, pintura acrílica y óleo miscible al agua sobre lienzo, 40.64 x 50.80 cm, colección del artista.

Bathroom Painting [Cuadro del baño] es un retrato dalinesco de Trump, pintado como una monstruosa cabeza formada de hemorroides (repleta de pústulas y varices) que surge de un cuello-culo bulboso y peludo. Uno no necesita ser un historiador de arte para intuir que el surrealismo es el punto de referencia más relevante para el tiempo en que vivimos, y no debería de sorprendernos cuando una exquisita belleza artística a menudo es mitigada por el terror. Guardamos la última palabra para el pequeño sobrino de Chagoya que, en un duelo verbal, se lució con el insulto final: “¡Te pareces a una de las pinturas de mi tío Enrique!”

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1. Nota de la Traductora. ‘Ruskie’ es un término peyorativo en inglés empleado para referirse a la gente o la cultura rusa.

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Ruben C. Cordova es un historiador de arte, curador y fotógrafo. Su más reciente proyecto curatorial, en el cual se presenta un grabado de Chagoya, se titula “The Day of the Dead in Art” [El Día de Muertos en el arte] y se inaugura el 24 de octubre en el Centro de Artes en San Antonio, Texas. 

*Todas las citas fueron traducidas al español por la traductora para este artículo.

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